Vincenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de Economía. Universidad de Barcelona
La publicación por parte de los mayores medios de comunicación del
mundo occidental de las empresas ficticias establecidas con la ayuda de
la firma de abogados panameña Mossack Fonseca ha creado un gran revuelo,
pues documenta lo que todo el mundo ya conoce, a saber, que el 1% de la
población mundial (y el 1% de la gente más rica en cada país) deposita
su dinero en paraísos fiscales a fin de esconderlo y/o evitar pagar
impuestos en su propio país. Tal descubrimiento, por lo tanto, no es una
novedad. La gran mayoría de la población sabe que los “super-ricos”
tienen su dinero en paraísos fiscales. Lo que no saben, sin embargo, es
que esta situación sería fácilmente corregible si hubiera voluntad para
resolverla. Que no se resuelva se debe a que las personas que podrían
hacerlo están ellas mismas implicadas en la transferencia de fondos a
estos paraísos fiscales, o pertenecen a instituciones (representativas o
no representativas) sumamente dependientes e influenciadas por los
grupos financieros o empresariales, que son los que se benefician de
tales paraísos. Es también ampliamente conocido que los mayores bancos
en cada país, incluido en España, están metidos hasta la médula en este
proceso de falsificación de empresas en dichos paraísos. Hasta aquí todo
esto es conocido.
Ahora bien, lo que despierta gran interés y también curiosidad es ver
los nombres concretos de los personajes relacionados con estos paraísos
fiscales. Que ahora se vaya conociendo quién depositó allí sus fondos
es una buena noticia. Y, sin embargo, tiene un gran problema que no se
cita. Y este problema es que la enorme cantidad de información que se
está descubriendo está siendo canalizada por los mismos medios de
comunicación que han sido cómplices con el silencio ensordecedor que ha
existido sobre este tema. Veamos, pues, los datos.
¿Quién obtuvo estos datos?
La investigación conocida ahora como “Panamá Papers” la ha realizado el International Consortium of Investigative Journalists (el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación),
que ha sido financiado por varias instituciones estadounidenses tales
como la Ford Foundation, el Carnegie Endowment, el Rockefeller Family
Fund, la WK Kellog Foundation y la Open Society Foundation (financiada
por el filántropo George Soros). Y tal información ha sido canalizada a
través de los mayores rotativos a los dos lados del Atlántico Norte, y
muy en particular los medios de la Unión Europea y de EEUU, que tienen
su propia agenda en la distribución de tal información. En realidad, el
periódico alemán Süddeutsche Zeitung (SZ) fue el primer receptor de parte de aquella información que también fue recogida por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, distribuyéndose a partir de entonces a través de The Guardian
y otros medios. Son estos medios los que controlan esta información,
habiendo mostrado solo una parte de los 11,5 millones de documentos
recogidos. Esta situación es particularmente preocupante en España,
donde los mayores medios de información tienen una relación muy
estrecha, de dependencia financiera, con los grandes bancos del país
(como el BBVA, el Santander y otros), bancos que han jugado un papel
fundamental en canalizar dinero hacia otros paraísos fiscales,
incluyendo Panamá. Es bien conocido que la gran prensa de España carece
de diversidad ideológica, consecuencia, en parte, de la dependencia de
tales medios de la gran banca que los financia.
En este país, los grandes bancos, a través de su enorme influencia en
los medios de información y persuasión, así como en los centros de
investigación y propaganda como las fundaciones y revistas económicas,
son los grandes promotores de las políticas neoliberales, incluyendo los
recortes de gasto público social con el fin de reducir el déficit
público y la deuda pública. A la vez, estos bancos han estado
facilitando la utilización de paraísos fiscales para que las grandes
empresas, las grandes familias y los super-ricos no paguen impuestos,
generando así el déficit público. En realidad, si no hubiera habido este
fraude fiscal, no habría habido ninguna necesidad de recortar en
servicios públicos como sanidad, educación, servicios domiciliarios y un
largo etcétera. El poder de la banca en España es enorme. Y de ahí que
les aseguro a los lectores de este artículo que no verán en los medios
españoles (incluyendo, naturalmente, los catalanes), tanto públicos como
privados, sean escritos, orales o televisivos, un análisis de cómo los
grandes bancos juegan un papel clave en el establecimiento de los
paraísos fiscales. Esperen y lo verán. Y me sabe muy mal llevar razón en
este punto, pero les garantizo que va a haber un silencio ensordecedor
sobre cómo el BBVA o el Santander, entre otros (que promueven los
recortes), están facilitando que se vaya el dinero a Panamá.
Otras observaciones
Esta canalización de las noticias explica también la gran atención
que se ha dado a la figura de Putin, el actual presidente de Rusia, el
supuesto enemigo nº 1 de Occidente, que ha sido objeto de un gran ataque
mediático, presentándolo como el responsable de la inestabilidad en la
Europa oriental y en Siria. He escrito críticamente sobre tal personaje
(incluso antes de que colapsara la Unión Soviética) y la clase corrupta
que representa, continuadora de aquella que controló el Estado Soviético
(ver mi libro Social Security and Medicine in the USSR, escrito en 1977). Como consecuencia de tal crítica, mi libro fue prohibido y yo declarado persona non grata
en aquel país. Cualquiera que haya leído mis trabajos sobre la Unión
Soviética y su colapso entenderá que Putin no sea santo de mi devoción.
Ahora bien, este dirigente ruso no es el único responsable de tales
tensiones que estamos viendo en Ucrania o en Siria. En realidad, la
mayor parte de las tensiones se derivan del comportamiento de la OTAN. Y
entre los aliados de tal organización están algunas de las dictaduras
más horribles hoy en el mundo, mucho peores que la rusa, como la de
Arabia Saudí, profundamente corruptas, con amplias inversiones no solo
en Panamá sino en España, sin que los mayores medios de información y
persuasión españoles hayan analizado nunca estas inversiones y estas
amistades con el establishment financiero-político-mediático español.
Verán ustedes cómo aparecen muchos artículos sobre Putin (cuyo nombre,
por cierto, no aparece en ninguno de los papeles) y muy pocos sobre los
dirigentes de Arabia Saudí y su relación con los bancos españoles.
Una última observación. Es más que probable que en la lista de
nombres que depositaban su dinero en Panamá no aparezcan ciudadanos o
residentes estadounidenses, lo cual tiene que ver primordialmente con el
hecho de que los paraísos fiscales que utilizan los super-ricos de EEUU
están en el propio país (Wyoming, Delaware o Nevada). Los super-ricos
estadounidenses no necesitan Panamá, Suiza u otros paraísos conocidos.
Los tienen en su propio país. Sería interesante que se analizaran estos
paraísos. También se sorprenderían de lo que verían. Pero es probable
que tampoco lo vean. La libertad de prensa es la libertad de los que la
poseen y controlan. Así de claro.
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