Jordi Escuer
El martes 15 de enero de 2019 será un día triste entre nuestros
recuerdos. Alberto Arregui, amigo y compañero, nos ha dejado. Un zarpazo
de muerte inesperada se lo ha llevado. La pena que ahora embarga a
Blanca, su entrañable compañera, y sus maravillosos hijos, Nerea y
Jaime, es nuestra pena. La de sus seres amados, la de todos aquellos
compañeros y compañeras que le quisimos, y seguimos haciéndolo.
Alberto podría haber sido lo que hubiera querido en la política, y en
lo que quisiera, le sobraba talento. Cuántos de quienes que en los años
70 polemizaban con él, acabaron al frente de un ministerio… Pero él
escogió poner esa inteligencia al servicio de la clase obrera y del
socialismo.
Dirigente del PSOE, de las Juventudes Socialistas, de UGT, bajo la
dictadura y en la transición, fundador de la revista marxista Nuevo
Claridad en 1976, del Sindicato de Estudiantes en 1985, miembro de IU
desde 1993, durante muchos años integrante de la dirección federal de
esta organización y alma máter del Manifiesto por el Socialismo.
Militante de la Asamblea de IU Vicálvaro, de la Asociación de Vecinos de
este distrito de Madrid. Miembro veterano de la Sociedad Micológica de
Madrid, y capaz de hacer levitar a cualquiera que se sentara a su mesa,
con lo que salía de sus fogones. Amante de la vida.
Qué requiebro del destino que su existencia termine un 15 de enero,
la misma fecha en la que hace un siglo, aquella maravillosa mujer y
revolucionaria que fue Rosa Luxemburgo, era secuestrada por los
Freikorps, para asesinarla. Alberto estaba enamorado de Rosa, de su
inteligencia tanto como de su humanidad. Y todos los que le conocimos
amábamos de él esas dos cualidades, inseparables. Su inteligencia, que
le permitía ver más lejos que nadie, que nos enseñó a comprender tantas
cosas, a apreciar el valor de las ideas y de la lucha como nadie. Y su
humanidad, su alegría de vivir, su franqueza, su risa contagiosa, su
entusiasmo —no menos contagioso—, su ternura cuando un pájaro carbonero
se posaba en el ventanal de su casa y paraba la reunión para verlo…
Ahora nos tocará recopilar su obra escrita, los vídeos de sus
charlas, tomar el relevo en elaboración de su libro inacabado sobre la
transición… El hueco que ha dejado crece a cada instante que pasa, su
falta se hará cada día más notoria, porque nadie puede ocupar su lugar.
La movilización democrática del pueblo de Catalunya fue el último
gran acontecimiento que nos enseñó a comprender, a entender que su lucha
era la de toda la izquierda en el Estado español. En su última
intervención en la Coordinadora Federal de IU, apenas 48 horas antes del
maldito desenlace, se apoyaba en las ideas de Rosa, una vez más, para
explicar que “es la intervención consciente del ser humano lo que puede
llevar a la humanidad al socialismo o a dejar que se precipite en la
barbarie”.
Siguió diciendo: “cuando un movimiento en la sociedad
tropieza con un obstáculo, si la organización que dirige ese movimiento
no es capaz de emplear los métodos que lleven a superarlo,
inevitablemente se produce desorientación, desmovilización y reacción en
la sociedad. La situación actual está movida por la reacción a un
movimiento ascendente que ha fracasado. Sin analizar eso, no iremos muy
lejos. Lo que necesitamos en esta situación es más balance, más
programa, más análisis y más militancia”.
No le gustaba nada oír aquello de “no estoy en política para hacer
amigos”. Alberto se ha ido dejando a un montón de amigos, que le
apreciaban y respetaban, incluso aunque no compartieran sus puntos de
vista.
En breve publicaremos un trabajo más extenso, recordando su
trayectoria y sus ideas. En estas líneas sólo quería gritar nuestra
rabia por su ausencia impuesta, y revindicar al hombre y al
revolucionario. Al maestro y al amigo.
Acuden a mi memoria unos versos de uno de sus cantautores más queridos, Lluis Llach:
I si un trist atzar m’atura i caic a terra porteu tots els meus cants i un ram de flors vermelles a qui tant he estimat quan guanyem el combat
Fotografías de Julio Avellano, compañero de la Asamblea de IU Vicálvaro, y de Agustín Millán
No hay comentarios:
Publicar un comentario