Para poner los pelos de punta y votar contra los mercados en Alcorcón
Estos son momentos en que los expertos pronostican un futuro que a cualquiera se le ponen los pelos de punta:
‘Yo
creo que después del 22 de mayo, [...], se va a acabar el discurso
políticamente correcto y van a llegar medidas que hace años eran implanteables , como el copago en la sanidad y en la educación.Se
van a producir cosas que si nos las hubieran sugerido hace cinco años
no nos las habríamos creído, como, por ejemplo, las reducciones de
empleo público en ayuntamientos y comunidades autónomas[...]. Ser
empleado público va a dejar de ser una garantía de estabilidad en el
empleo’
Es casi de agradecer la sinceridad que demuestra nuestra Presidenta Regional en este contexto de hipocresía:
‘La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha señalado que su Gobierno va a “seguir recortando” hasta que no vuelvan los “tiempos de bonanza” y que lo hará en todo aquello que “no es estrictamente imprescindible".
Vamos que quién vote a favor de la "Espe" o no vote que viene a ser lo mismo que luego no se queje. Ella lo dice muy claro va a seguir con las tijeras a todo meter.
Y desde luego que el PSOE tampoco es precisamente una alternativa. La única solución el próximo 22 de mayo es votar contra los mercados:
Los
estudios de sociología electoral explican que, en tiempos de bonanza
económica y estabilidad política, los electores acuden a las
convocatorias locales y autonómicas más atentos a las personas que
concurren a los cargos públicos que a los partidos políticos en que
aquellas militan, y más pendientes de la calidad del pavimento de las
calles, la puntualidad en la recogida de basuras o la disponibilidad de
aparcamientos que de los grandes principios ideológicos que separan a
derechas e izquierdas del mapa político. Pero las elecciones autonómicas
y municipales del próximo 22 de mayo se celebrarán en un escenario que
no es ni boyante ni estable, y posiblemente muchos electores dejarán a
un lado aceras, contenedores y parquímetros para pronunciarse, a modo de
referendo o elecciones de medio mandato, acerca de la catastrófica
situación económica y política nacional.
Tras
la declaración de quiebra del gobierno portugués y el anuncio de
rescate económico europeo (con el coste de salvajes recortes en
servicios públicos, salarios, pensiones y otros indicadores de
solidaridad y bienestar social), los
españoles acudiremos a las urnas bajo la inquietante previsión de que
somos la próxima pieza de caza en la mira de los mercados financieros.
Lejos de contentarse con tres años de continuas concesiones (rescate de
la banca con dinero público, abaratamiento del despido, reforma de las
pensiones,...), banqueros y grandes empresarios han constatado que la sumisión del gobierno socialista de José Luís Rodríguez Zapatero (sumada
a la debilidad de los grandes sindicatos y la mayoritaria pasividad de
la sociedad civil) les otorga carta blanca para someter a España a una
irrestricta dictadura corporativa. Con un 20% de la población bajo el
umbral de la pobreza, casi cinco millones de desempleados, servicios
públicos entre los peor financiados de Europa y derechos sociales y
laborales en constante retroceso, el creciente malestar ciudadano sigue
siendo apenas un rumor de fondo, casi siempre desorientado y amorfo,
huérfano de toda expresión política y cultural organizada que pudiese
poner en cuestión los intereses y las estrategias de la gran
aristocracia corporativa. Lo que los tanques del capitán general Milans
del Bosch no consiguieron en 1981 lo han conseguido treinta años más
tarde los dineros del IBEX-35: extinguir aquella exigencia de libertad
política y justicia social de la sociedad española que animó cuarenta
años de sufrida resistencia antifranquista y una ardua transición a la
democracia, y hoy permanece enmudecida, o hablando con una voz tan baja,
o con un lenguaje tan poco comprensible, que apenas afecta o interesa a
las grandes mayoría sociológicas. Mayorías a las que, por ahora, sólo
parecen movilizar las emociones primarias del espectáculo futbolístico y
la prensa del corazón, y que (en no pocos casos, decepcionados por
actuaciones erráticas y entreguistas como la de Rodríguez Zapatero) se
echan por millares en brazos del abstencionismo electoral y cívico, o
aún peor, se dejan engatusar por el discurso tóxico de personalidades
autoritarias como Nicolás Sarkozy (o Esperanza Aguirre) o
delincuenciales como Silvio Berlusconi (o Francisco Camps), devolviendo toda su actualidad al conocido aforismo del histórico activista surafricano Stephen Biko: “el arma más poderosa en manos del opresor es la mente del oprimido”.
Acierta el venerable Stéphane Hessel cuando compara “el poder del dinero, que nunca había sido tan grande, insolente y egoísta” con
la opresión fascista que él combatió desde las filas de la Resistencia
guerrillera francesa durante II Guerra Mundial. El nuevo fascismo
financiero ha sustituido la camisa parda de los mamporreros del Partido
Nazi por el impecable terno de raya diplomática del directivo de
Standard and Poor’s, el periodista de The Financial Times
o el funcionario del Banco Central Europeo, pero unos y otros tienen en
común un idéntico desprecio por la soberanía de las naciones y los
derechos democráticos de los ciudadanos. Harán falta mucho más que votos
para hacerles frente. Si Europa quiere rescatar su alma democrática del
abrazo venenoso de los mercados tiene por delante años o décadas de
manifestaciones, huelgas, boicots y sabotajes, de indignación y
desobediencia en las calles, las aulas y los tajos. Un camino de
reflexión, organización y acción política radical que no será para los
europeos ni más fácil ni menos costoso de lo que está siendo para
tunecinos, egipcios, libios o sirios deshacerse de sus respectivos
déspotas. Votar será un paso más entre otros muchos en ese largo camino de resistencias, y votar bien será votar contra el mercado,
apoyando aquellos proyectos políticos progresistas más beligerantes
contra las fuerzas corporativas, y más comprometidos con las luchas que
lenta y laboriosamente van emergiendo desde el tejido social. Rodríguez
Zapatero se presentó en 2004 como una alternativa viable y suficiente a
la deriva autoritaria del aznarismo,
y durante su primer mandato dio pasos apreciables en aspectos como la
extensión de derechos civiles, la reivindicación de la memoria histórica
democrática o la defensa del medio ambiente. Pero, cuando la batalla se
desplazó al escenario de la economía, su perfil socialdemócrata se
deshizo como una acuarela bajo la lluvia, y apenas tardó en arrodillarse
y rendir pleitesía ante los enemigos corporativos de la democracia. Izquierda Unida
tuvo la responsabilidad de dar respaldo a las mejores iniciativas de la
primera legislatura de Rodríguez Zapatero, y ha tenido la valentía de
desmarcarse de los disparates y las cobardías de la segunda. Así, IU
apoyó activamente la Huelga General del 29-S, ha defendido a las
familias afectadas por desahucios y abusos hipotecarios, se ha opuesto a
la privatización de las cajas de ahorros, ha propuesto la
nacionalización de las empresas y sectores estratégicos de nuestra
economía y mantiene su compromiso con la completa desnuclearización de
nuestro país. Son muestras más que suficientes de coherencia y beligerancia como para confiar a sus candidatos un voto de izquierdas, un voto con vocación de resistencia democrática frente al asalto implacable de la dictadura de los mercados.
Jonathan F. Moriche, Vegas Altas del Guadiana, Extremadura Sur, abril de 2011
Traslado aquí el recorte de una entrevista que os recomiendo leer integramente:
ResponderEliminarEs de José Luis Sampedro. Escritor y Economista. Cree que el mundo está en la era del desconcierto y que va hacia otro modelo. La única salida es la educación y el pensamiento
"Esta cultura capitalista de cinco siglos ha agotado ya sus posibilidades"
¿Cómo ve España después de las próximas elecciones generales?
Me temo que, como siempre, perderá uno de los dos partidos. El PP si tiene la victoria no se la ha ganado. Llevan años pidiendo, pero sin decir cómo hacerlo. El señor Rajoy jamás ha tenido una idea y para una vez que fue al público con un papel apuntado, le hicieron una pregunta cantada y pactada, y no supo qué contestar. Rajoy sería hoy el presidente ideal de Europa, porque entonces Europa no haría absolutamente nada. Me temo que va a ser derrotado el PSOE, pero seguiremos como hasta ahora porque no cambiarán las cosas. El PSOE está haciendo programas de la derecha en asuntos como la educación. Es un gobierno capitalista que depende de los financieros, como el PP. La diferencia es que el PP se regodeará apretando los tornillos de la explotación.