Esto no es una manifestación – Acciones, construcciones y giros revolucionarios para salvar el mundo
En los últimos dos años hemos reinventado por completo la forma en la
que intentamos transformar el mundo y convertirlo en un lugar donde la
vida no duela. Las viejas manifestaciones, tan grises y limitadas, se
han quedado obsoletas e inútiles, y han dado paso a un infinito de
posibilidades. Hemos repensado la acción, la queja, las relaciones, lo
público, lo común; y nuestra imaginación ha desbordado por completo el
espacio de lo posible, construyendo ya nuevos mundos dentro de la vieja
carcasa de este. Recopilamos a continuación una lista de decenas de
acciones y construcciones que hemos organizado durante estos dos años, y
que comparten todas ese brillo de lo nuevo, ese aroma tan especial, que
nos devuelve la confianza en nosotros, y nos anuncia lo que está por
venir. Esperamos que las disfrutéis tanto como nosotros.
Pero antes, una reflexión que le surge a una amiga al calor de la recopilación, al mirar atrás:
Las formas de acción han cambiado, pero las ideas que las valoran quizás no han cambiado tanto.
Hace ya dos años acudimos a las plazas con el deseo de arraigar en un
espacio, quizás insconscientemente sabedores de que la
territorialización es imprescindible para sostener luchas de largo
aliento. La plaza pública se convirtió en el espacio de construcción y
afirmación de una forma distinta de estar implicados en los asuntos
comunes: “dormíamos, despertamos”. Un cambio difícil de fotografiar.
En la euforia del despertar, el desorden vino de visita. Nadie lo
había invitado, pero ahí se presento, también autoconvocado. Y, mientras
hacía notar su presencia, nos explicó cómo el sistema intenta por todos
los medios escudarse en él para ser más resistente (eso que se dice de
que el desorden es sistémico). Nos dijo cómo le duele que la gente lo
caracterice por lo que no posee, por su falta de orden, en lugar de
hacerlo por lo que sí posee: una muy buena capacidad para acoplarse a la
realidad. Y nos sopló hasta dejarnos dispersos en el caos.
Del caos han surgido esas acciones, construcciones y giros que tienen
intenciones integrales, no corporativas; tienden a organizarse como
comunidad, y no como un calco de la organización estatal; penetran en la
vida cotidiana, construyendo una nueva vecindad; usan su
poder-capacidad y no su poder-dominación; expanden una nueva cultura,
sin hacer folklorismo… Y, sobre todo, no son representables.
Ya dijimos que no nos representan. Pero quizás lo dijimos con ideas
viejas, para señalar una carencia, un déficit. Quizás todavía no
gritamos con fuerza que solo es representable lo que está ausente. Es
lógico, pues, que después que hemos despertado ya nada pueda
representarnos.
Y es lógico sentir el miedo que causa la falta de representación.
¿Quién se va a preocupar de nuestras necesidades vitales? ¿Quién nos va a
proteger? ¿Quién va a hacerse cargo de trazar un plan, ahora que el
mundo es tan fragmentado y diverso?
El entusiasmo y la alegría conviven con la impotencia y angustia, y a
cada poco resurge la idea de que a todo esto “le falta algo” si no se
articula con instancias políticas. “Está bien eso de parar algunos
deshaucios, pero hace falta cambiar la política económica, que es una
máquina de pobreza y exclusión”. Reaparece la necesidad de “completar”
la lucha social poniendo un pie en la política, como si el movimiento
social solo pudiera poner “parches”, pero tuviera carencias para
cambiarlo “todo”.
Puede estar bien, puede ser bueno y conveniente experimentar con
tácticas electorales. No pasa nada. Pero el caso es que la
representación (y los representantes) forman parte de esa lógica que
empezó a resquebrajarse.
Y es por eso que las tácticas electorales están ahí para ser
utilizadas, faltaría más. Pero ¿qué vamos a hacer con esa persistente
idea de que los problemas de fondo se terminarán solucionando cuando
lleguemos “allí arriba”?
Aquí puedes leer la lista de acciones, invenciones, proyectos, concreciones, batallas, formas de estar, etc. Recopilada por Al final de la Asamblea
30/04/2013
Texto de Al Final de la Asamblea
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