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Las 5 claves para una actitud transformadora después de las elecciones, del blog "Cortina de Humo"


Las 5 claves para una actitud transformadora después de las elecciones

Como ya viene siendo habitual, aprovecho este espacio para hacer una reflexión crítica (algo más pausada de que lo estoy viendo por las Redes Sociales) tras los resultados electorales de este 2015. En otras ocasiones he analizado en profundidad los resultados (El sistema electoral español hace aguas), pero esta esta vez me apetece compartir mis reflexiones de una forma más constructiva.
Antes de nada una advertencia: es un análisis de la realidad política electoral. Centrando el análisis en la política institucional de partidos no pretendo darle mayor legitimidad a nuestra “democracia” (el autor de este artículo se encuentra más próximo al anarquismo, a pesar de las contradicciones diarias que nos toca gestionar). Dicho esto, aquí van a modo de conductas a evitar, una lista de actitudes poco transformadoras y poco críticas que estoy viendo que abundan en la Red:

  • Pensar que “España es idiota” por creer que la mayoría de la gente vota al PP. El Partido Popular ha concentrado 28,72% de los votos válidamente emitidos. Mayor concentración de votos no significa mayoría de apoyos. Esa cifra significa que de una forma u otra hay casi un 72% de gente que no ha apoyado al PP. Y eso sin contar el porcentaje de abstención. Por tanto, la realidad es que la inmensa mayoría de la gente no apoya al PP (esto no quita que siga siendo triste el alto número de votos que obtienen los partidos de ideología neoliberal).

  • Echar la culpa a la gente que se abstiene. En estas elecciones la abstención ha supuesto el 26,80%, casi un 5% menos que las elecciones generales anteriores (31,06% en 2011). Las personas que culpabilizan a quienes se abstienen tienden a pesar que votarían a un partido afín al suyo, pero eso es mucho suponer. La abstención es un computo total que no refleja la diversidad de opciones: personas incapacitadas para ejercer el voto, nacionales en el extranjero que no han podido optar al voto por correo, personas que ejercen la abstención activa (y que creo minoritaria) y, en un alto porcentaje, cabe la posibilidad de que muchos de los potenciales votantes reafirmaran los resultados actuales por la falta de concienciación y la influencia mediática (si esto fuera así, me temo que much@s realmente desearíais que no votaran, y si no, echar un ojo a otro de los trending topic el día de las elecciones). Sobre la abstención hay muchos mitos que debiéramos superar. 

  • Pensar que el cambio va a venir depositando una papeleta en una urna y no haciendo nada más el resto de días que no se vota. L@s políticos campan a sus anchas. Ha sido así tanto tiempo que se sienten legitimamos y a salvo para hacer lo que quieran. Sólo así se explica la corrupción, la falta de transparencia, la carencia de sensibilidad… Al delegar en ell@s toda actuación y responsabilidad política nos hemos vuelto “quejicas” pero pasiv@s. Al llevar a cabo una verdadera praxis política (reflexión más acción), no sólo nos apropiamos de la capacidad de incidencia en nuestro entorno (algo con altos niveles de transformación al margen de los resultados electorales), sino que llevamos a cabo una concienciación que también tendría influencia en nuestras posturas de cara a elegir o no a nuestros representantes.

  • Creer que el sistema es correcto y atribuir la responsabilidad de los resultados sólo a la ciudadanía. Sólo a modo comparativo, podemos ver las diferencias de escaños entre un sistema electoral por circunscripciones provinciales y otro por circunscripción única.

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El sistema actual beneficia al bipartidismo tradicional del PP y PSOE, así como a los partidos autonómicos y nacionalistas (EAJ-PNV, ERC-CAT SI…). Por contra, perjudica a los partidos “nuevos” y minoritarios restando proporcionalidad al número total de votos (Podemos, Ciudadanos, Izquierda Unida-Unión Popular…). Con este sistema al PP un escaño le cuesta unos 58.000 votos, y a un partido como IU unos 460.000 (son datos orientativos, la cifra exacta depende de cada territorio). Un cambio de régimen electoral donde un voto valga lo mismo independientemente del territorio (circunscripción única) no sólo disminuye la concentración de votos a favor del bipartidismo, sino también refuerza la representación de la mayoría de partidos y da la posibilidad de inclusión a más formaciones políticas (Más información).
  • Pensar que más diversidad política en el congreso hace más difícil la gobernabilidad. Y así lo pretenderán nuestros principales partidos en la actualidad. Sin embargo, no debiera ser así. Si nuestra historia política tuviera una mayor tradición de pactos, habría un mayor reflejo de los verdaderos intereses de la ciudadanía en la búsqueda de votos por parte de los partidos que negocian, así como una mayor estabilidad en algunos ámbitos como la Educación o la Sanidad.

Tras este análisis, creo que debemos dejar de adoptar posturas emocionales “bipolares”: una exceso de ilusión irracional antes de las elecciones vs una frustración e irascibilidad cargando contra la ciudadanía despúes. Este desequilibrio emocional político nos lleva a la inacción, a lecturas precipitadas y análisis poco críticos de la realidad.

Eso, y lo dicho mil veces: LA POLÍTICA NO ES SÓLO VOTAR CADA CUATRO AÑOS. Una verdadera acción política transformadora implica la participación de la ciudadanía en un proyecto de vida integral: en nuestro trabajo, nuestra localidad, la educación…

Salud!

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