lunes

"Estamos asistiendo al hundimiento moral de quienes han erosionado el Estado Social"

"Estamos asistiendo al hundimiento moral de quienes han erosionado el Estado Social": la aclamada reflexión de un juez sobre la crisis del coronavirus


domingo

“Las camas de los hospitales se han suprimido en nombre de la eficiencia”, por Noam Chomsky


NOAM CHOMSKY / FILÓSOFO 

“Las camas de los hospitales se han suprimido en nombre de la eficiencia”


El filósofo y lingüista, presidente de honor de CTXT, concede una breve entrevista sobre el Coronavirus a su traductora italiana

Valentina Nicoli (Il Manifesto) 20/03/2020




<p>Noam Chomsky, en su antiguo despacho del MIT, en Boston, en febrero de 2015.</p>
Noam Chomsky, en su antiguo despacho del MIT, en Boston, en febrero de 2015.
Edu Bayer
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Atrapado en casa como todos, o al menos como los afortunados, decido escribir a Noam Chomsky (Filadelfia, 1928) para saber, en primer lugar, cómo está y luego preguntarle qué piensa de la crisis generada por el coronavirus y la reacción de la opinión pública.

Últimamente hay quien da crédito a la idea de que el virus puede haberse propagado deliberadamente, por intereses económicos o geopolíticos. El profesor Chomsky, cuyos libros he tenido el privilegio de traducir durante unos años, me responde en unas horas con su habitual amabilidad.

Me dice que está bien. Él, como nosotros, se queda en casa en Tucson con su esposa Valeria. No es que esto lo detenga, es imposible.

Me hace saber que está inundado de cientos de solicitudes de entrevistas cada día, ahora más que nunca, y que tiene una “agenda torrencial, una agenda incandescente”. Me hubiera gustado preguntarle más, pero sé que me respondería si pudiera.

“La situación es muy grave”, dice. “Y no hay credibilidad en la afirmación de que el virus se propagó deliberadamente.”
En cuanto a la actitud de los distintos gobiernos: “Los países asiáticos parecen haber logrado contener el contagio, mientras que la Unión Europea actúa con retraso”.

¿Qué hay de su propio país?: “La reacción de los Estados Unidos ha sido terrible. Era casi imposible incluso hacer pruebas a las personas, así que no tenemos ni idea de cuántos casos hay realmente”.

En sus respuestas –que minimiza diciendo “no sé si hay algo que valga la pena publicar”– encontramos en pequeñas píldoras lo que necesitamos para entender el núcleo de la verdad: “El asalto neoliberal ha dejado a los hospitales sin preparación. Un ejemplo entre todos: las camas de los hospitales han sido suprimidas en nombre de la “eficiencia”.
Para empeorar las cosas, el “Huracán Trump”. Sólo ahora parece que las cosas están cambiando en Estados Unidos, pero “hasta ahora, tanto Trump como Kushner [Jared, el yerno de Trump y su asesor cercano] han minimizado la gravedad de la crisis. Esta actitud se ha visto amplificada por los medios de comunicación de la derecha, por lo que muchas personas han dejado de tomar las precauciones más básicas”.

Chomsky resume en unas palabras lo que necesitamos saber sobre el sistema en el que vivimos: “Esta crisis es el enésimo ejemplo del fracaso del mercado, al igual que lo es la amenaza de una catástrofe medioambiental. El gobierno y las multinacionales farmacéuticas saben desde hace años que existe una gran probabilidad de que se produzca una grave pandemia, pero como no es bueno para los beneficios prepararse para ello, no se ha hecho nada”. 
Gracias profesor, espero verle pronto.
“Cuídate, quédate en casa”.
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Este artículo se publicó originalmente en Il Manifesto, que ha cedido gentilmente los derechos a CTXT. 
Traducción: Alexandre Anfruns.
 

martes

"Cómo pido el paro o la baja, qué derechos tengo en un ERTE y otras dudas laborales por la epidemia de coronavirus", por Laura Olías

Cómo pido el paro o la baja, qué derechos tengo en un ERTE y otras dudas laborales por la epidemia de coronavirus

Guía laboral con algunas de las dudas más repetidas en la actual crisis sanitaria, en la que no hay asistencia presencial en el SEPE y ya se están produciendo suspensiones de contratos por el virus

Airbus, Correos, Ryanair... Trabajadores de toda España denuncian que sus empresas no cumplen medidas de prevención




Fábricas papel higiénico incrementan su producción ante aumento demanda
Un trabajador transporta numerosos rollos de papel higiénico en un carro de la compra dirección a un comercio en el centro de Málaga. EFE
La epidemia de coronavirus ya se está notando en el mundo laboral. La palabra 'ERTE' es de las más repetidas porque los expedientes de regulación de empleo temporal están multiplicándose en los últimos días, con anuncios de muchas empresas que ya han optado por la suspensión de los contratos de sus trabajadores, como Seat, con 14.800 empleados. Para otros miles de trabajadores el virus ha significado enfermar o ausentarse de sus puestos por tener que guardar cuarentenas preventinas. En este contexto, las dudas se amontonan: ¿qué es un ERTE? ¿Volveré después a mi puesto o me despedirán? ¿Cómo pido el paro si las oficinas del SEPE están cerradas al público? 
A continuación, intentamos dar respuesta a varias de las preguntas más habituales estos días, aunque siempre hay situaciones que dependen del caso específico de la persona afectada. 

Estoy enfermo debido al coronavirus, ¿cómo pido la baja? 
Para contener la expansión del virus, las autoridades sanitarias recomiendan a las personas con síntomas leves que no acudan a los centros sanitarios e informen telefónicamente de su estado. Desde la Seguridad Social explican que se sigue necesitando "parte de baja para la Incapacidad Temporal". 
El procedimiento para que el servicio de salud emita la baja es el que sigue, explica la Seguridad Social: "Como sabemos que no se debe acudir al centro de salud por protocolo, al llamar al teléfono de atención para coronavirus de Salud Pública y al indicarles que se aíslen, se encarga un comunicado a las inspecciones médicas de atención primaria y ellos lo comunican al INSS". En la Seguridad Social reconocen que "dado lo cambiante de la situación en cada Comunidad,  los procedimientos sanitarios también se actualizan".
Una profesional sanitaria de Atención Primaria en la Comunidad Madrid explica que en su centro de salud se tramita la baja directamente con el centro: el paciente llama, relata los síntomas y responde a las preguntas de los sanitarios; estos emiten la baja y se la dejan en el centro para que la recoja otra persona autorizada.

Si estoy de baja por contagio o por estar cuarentena preventiva debido al virus, ¿qué prestación recibiré por esos días en lugar del salario?
El Gobierno aprobó que las ausencias al trabajo por enfermedad o cuarentena preventiva en relación con el coronavirus se consideran bajas asimiladas a la de accidente de trabajo. De manera general, el empleado percibe el 75% de su base reguladora desde el primer día que sigue a la baja laboral, que paga la Seguridad Social.
En muchos convenios colectivos, la empresa complementa ese 75% y aumenta la cantidad que perciben los empleados durante la baja por motivos laborales. Es el caso de la Administración Pública, cuyos empleados recibirán el 100% de las retribuciones

En mi empresa nos han comunicado que van a hacer un ERTE debido a la epidemia. ¿Qué es un ERTE?
Es un Expediente de Regulación de Empleo Temporal, que se suelen denominar ERTE o ERE temporales. Pueden consistir en la suspensión del contrato de los trabajadores de manera temporal o en la reducción de sus jornadas laborales y deben estar justificados por "causas económicas, técnicas, organizativas o de producción o derivadas de fuerza mayor" (artículo 47 del Estatuto de los Trabajadores). Los afectados pueden ser toda la plantilla o solo parte de ella.
Previsiblemente el Consejo de Ministros de este martes apruebe alguno cambios en los ERTE para que los ocasionados por causas relacionadas con el coronavirus (como por la falta de suministros, los cierres ordenados por autoridades sanitarias) sigan un procedimiento ágil y otorguen más protección al trabajador. 

¿Qué derechos tengo si suspenden mi contrato en un ERTE?
En ese caso, dejará de trabajar y de percibir su salario temporalmente, mientras duren las causas del ERTE. Tiene derecho a cobrar la prestación de desempleo siempre que cumpla estos requisitos.  Al ser una suspensión del contrato, y no una extinción del mismo, la persona trabajadora no tiene derecho a una indemnización. 
Hay que decir que el derecho a paro de las personas afectadas por estos ERTE ligados al coronavirus es uno de los puntos que tocará previsiblemente el Gobierno este martes 17. Los sindicatos y la patronal han pedido que se pueda cobrar la prestación sin consumir paro y que también la perciban las personas que no habían generado aún derecho a desempleo, dadas las circunstancias excepcionales.  

¿Volveré a mi puesto después del ERTE?
El ERTE es una medida temporal y, cuando no existan las causas que lo motivaron, los trabajadores deben volver a sus puestos o recuperar sus jornadas anteriores. 


¿Cómo solicito el paro si están cerradas al público las oficinas del SEPE?
Las oficinas públicas del SEPE están cerradas a la atención presencial, pero no a la telefónica, y también se tramitan solicitudes por vía telemática. 
En el Ministerio de Trabajo explica que "si es un despido individual, debe tratar de solicitar la prestación por teléfono o bien por medios telemáticos" y si la persona que demanda la prestación por desempleo está afectada por un ERTE, "lo primero es que la empresa comunique a la autoridad laboral el expediente y después se solicitan las prestaciones".


No tengo internet en casa, ¿puedo solicitar el paro por teléfono?
Sí, a través de los teléfonos que se disponen en cada provincia. "Si son personas que ya han estado antes en desempleo, se dispone de los datos, y se realizarán preguntas de contraste para asegurar la autenticación", explican en Trabajo.
En el Ministerio apuntan que "legalmente hay que pasar por el Servicio Público de Empleo Autonómico para inscribirse como demandante de empleo, o bien reactivar la demanda, así que próximamente se va a contar con una solución acordada Estado- CCAA para salvar esta circunstancia".

Soy autónomo y he tenido que dejar de trabajar por la epidemia. ¿Tengo derecho a algún tipo de prestación? 
Todos los autónomos cotizan desde 2019 por la prestación por cese de actividad, el llamado 'paro de los autónomos', que pueden solicitar. No obstante, es una prestación con un altísimo porcentaje de denegaciones, que corre a cargo de las mutuas y que está pendiente de modificación. 
En cualquier caso, el 'paro de los autónomos' ligado a esta emergencia por el coronavirus es otra de las medidas que regulará previsiblemente el Gobierno este martes 17. 


¿Estoy obligado a ir a trabajar pese a la epidemia y el estado de alarma?
Depende del caso. El decreto estatal del estado de alarma aprobado el sábado no ha parado la actividad productiva del país, de modo que hay trabajos que continúan operativos. El Gobierno sí ha ordenado la suspensión de algunas actividades, sobre todo comerciales. Está prohibida la atención al público en restaurantes y bares, por ejemplo, aunque se permite la venta de comida a domicilio. 


Si la empresa para la que trabajo o mi puesto no están afectados por las restricciones estatales ni autonómicas, ¿estoy obligado a ir trabajar?
Si su centro de trabajo puede prestar servicio, en general, sí tiene que ir a trabajar aunque haya una epidemia. No obstante, la empresa tiene la obligación de garantizar la seguridad y la protección de la salud de sus empleados, por lo que tendrá que implementar medidas de prevención frente al virus, para que sea seguro el desarrollo del trabajo. 


¿Qué pasa si mi empresa no garantiza mi seguridad? ¿También tengo que permanecer en mi puesto?
Juan Rubiño, abogado laboralista de la cooperativa Red Jurídica, explica que están recibiendo un gran número de llamadas de personas pertenecientes a grupos de riesgo frente al virus "que tienen miedo y preguntando si están obligados a ir a trabajar". Rubiño recuerda que, según la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y como recuerda la guía de Trabajo sobre coronavirus, el trabajador tiene derecho a irse de su puesto si permanecer en él supone "un riesgo grave e inminente" para su salud, "pero ahí debe demostrar que existe ese riesgo grave e inminente", dos cuestiones que tampoco están definidas de manera objetiva. 
La guía del Ministerio de Trabajo explica que supone un riesgo grave e inminente "todo aspecto que resulte probable que se materialice en un futuro inmediato y pueda ser causa de gravedad para la salud de todos los trabajadores del puesto".

¿Puede obligarme la empresa a teletrabajar? 
No, la empresa no puede imponer la medida de teletrabajo, que debe ser acordada por la compañía y el trabajador. Aunque, dada la situación de epidemia y los intentos de contener el virus, el Ministerio de Sanidad ha recomendado a las empresas el teletrabajo siempre que sea posible.


Dado que Sanidad ha recomendado el teletrabajo, ¿la empresa tiene que ofrecerme obligatoriamente esta opción?
A día de hoy el teletrabajo no es un derecho del trabajador. Aunque lo recomiende Sanidad, las autoridades por el momento no han decretado la obligación de las empresas de ofrecer trabajo a distancia a sus empleados. Pero, como se decía, si no ofrece alternativas al centro de trabajo, la empresa está obligada a garantizar la protección a la salud en su puesto.  
Quienes sí tienen derecho a solicitar el teletrabajo (que no a su reconocimiento automático) son las personas con necesidades de conciliación familiar, gracias al artículo 34.8 del Estatuto de los Trabajadores que reguló el pasado Gobierno de Sánchez. Reconoce el derecho de los trabajadores a pedir adaptaciones de su jornada o trabajo a distancia para poder conciliar, que la empresa está obligada a estudiar. Si la deniega, debe justificar el motivo. Dada la suspensión de las clases en todo el país y que también se han cerrado centros de días para mayores, en la cooperativa de abogados Colectivo Ronda consideran que "en la actual situación, resultaría muy discutible que la empresa pueda denegar" una petición bien formulada. 

Mi jefe me ofrece teletrabajo, pero está modificando mi horario, mi salario o mis condiciones laborales. ¿Es legal?
No, los teletrabajadores tienen los mismos derechos que los trabajadores presenciales, excepto los vinculados expresamente a la permanencia en el centro de trabajo. En principio, no se debería tocar la jornada, a menos que se pacte entre las partes, y el salario debe ser el mismo, por mucho que se trabaje a distancia. 
En cuanto a los derechos de los empleados, la empresa sigue siendo la responsable de la prevención de riesgos laborales y de los medios de producción, por lo que en principio debe asumir el coste de adaptar el hogar al puesto de trabajo, a menos que se pacte algo diferente.

En mi puesto de trabajo es imposible el teletrabajo. ¿Qué hago con los niños? ¿Tengo derecho ausentarme con algún permiso de cuidado?
Por el momento, no. El Ministra Escrivá anunció que el Gobierno va a regular una prestación de la Seguridad Social para que las personas que no puedan teletrabajar puedan cuidar a sus hijos, pero aún no se ha aprobado. 

A día de hoy, el trabajador puede pedir una adaptación de la jornada laboral para conciliar (como se decía a través del artículo 34.8), solicitar una reducción de jornada para cuidado de menores o tomarse unos días de vacaciones, como remedios ante la falta de un permiso expreso para esta circunstancia. 

La empresa me obliga a tomarme vacaciones unos días con motivo del coronavirus. ¿Es legal?
Esta es otra de las consultas más frecuentes que están llegando estos días a los abogados laboralistas. No, la empresa no puede obligar a sus empleados a tomarse las vacaciones, que deben estar pactadas entre las partes, recuerda Juan Rubiño, de Red Jurídica. 

Se ha decretado "la suspensión de términos y la interrupción de plazos de los procedimientos administrativos, para no perjudicar a la ciudadanía", destaca el SEPE y la Seguridad Social. ¿En qué se traduce esto?
"En una situación normal, una persona se queda en paro y tiene 15 días hábiles para pedir una prestación. Si la pide después de esos 15 días, se le reconoce pero se le descuentan los días fuera de plazo. En este contexto, no corren los plazos: los ciudadanos en paro podrán ir pidiendo las prestaciones y se les reconocerán sin restarles ningún día de lo que les corresponda en el pago", explican en el Ministerio de Trabajo.
Desde la Seguridad Social explican otro ejemplo práctico: "Con carácter general, transcurrido el plazo establecido para que el INSS resuelva una solicitud de pensión se entiende desestimada por silencio administrativo. En estas circunstancias ese plazo se suspende, por lo que aunque el INSS tardara más tiempo por la situación no se entendería desestimada la solicitud".

En estos días tenía previsto solicitar la pensión. ¿Lo puedo hacer a distancia? ¿La puedo solicitar por teléfono?
"Por teléfono no se puede solicitar, es necesario enviar solicitud firmada", explican en la Seguridad Social. Las solicitudes de jubilación se pueden enviar "sin problema a través de la sede electrónica de la Seguridad Social, con certificado digital o Clave". La Seguridad Social ha habilitado además de manera excepcional un sistema de envío sin necesidad de certificado digital o Clave, "dado que sabemos que muchos ciudadanos no cuentan con estas credenciales".

"Cuando el coronavirus hizo visibles los cuidados", por Laura Pérez Castaño

Cuando el coronavirus hizo visibles los cuidados

Esta crisis de salud evidencia que es urgente un replanteamiento social y público de cómo se mantienen las atenciones necesarias para la reproducción de la vida
Laura Pérez Castaño 11/03/2020

<p>Una trabajadora doméstica cuida de una persona dependiente.</p>
Una trabajadora doméstica cuida de una persona dependiente.
CELIA HERNÁNDEZ / SALVADOR FENOLL (Porcausa)
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Hoy el señor Ortega Smith es una persona vulnerable. Contagiado por el COVID-19, como ser humano que es, necesitará cuidados médicos. Además, previsiblemente quedará unos días aislado en su casa, por lo que necesitará a quien le haga la compra o quien directamente le prepare la comida, quien le provea de ropa limpia, de enseres de uso cotidiano… Servicios que, probablemente, el señor Ortega Smith no tenga ningún problema en pagar de su propio bolsillo en caso de no disponer de alguien que los realice de manera gratuita. Pero este no es el caso de toda la población. 

La llegada del coronavirus a nuestro país –y en particular algunas de las medidas para contener su avance, como el cierre de residencias y escuelas– ha puesto de manifiesto una preexistente crisis de cuidados. Se dispara la necesidad de cuidados, ya sea por medidas preventivas o por los aislamientos decididos por las autoridades sanitarias para detener la expansión del virus. El hecho de que el conjunto de la población pueda ser considerada “vulnerable” nos sitúa ante un espejo; nos muestra que en España estamos lejos de tener resuelta la necesidad social del cuidado. La cobertura pública tiene serios límites y el sector privado sigue sin asumir la responsabilidad. Resultado: un sector laboral precario, con pocos derechos, familias sobrecargadas asumiendo los cuidados y una desigualdad de género que afecta tanto en el ámbito remunerado como en la distribución en el interior de las familias. 

Esta situación excepcional nos recuerda que es necesario seguir construyendo unos servicios públicos de calidad, con capacidad de resiliencia, que se amplíen y se fortalezcan para dar cobertura a toda la población cuando los necesite. Porque todas las personas necesitamos cuidados en diversos momentos de la vida. El Estado tiene que hacer su parte, pero también el sector privado y la población en general.

El trabajo remunerado ha de ser compatible con la vida. Tenemos que caminar hacia jornadas laborales más cortas y que la flexibilidad y el teletrabajo sean instrumentos para mejorar la conciliación, no para que las empresas precaricen aún más nuestras vidas. La sociedad ya se está implicando en la respuesta a la crisis: estos días, estudiantes universitarios de Madrid se están ofreciendo espontáneamente para cuidar a las criaturas de sus vecinos debido al cierre de centros educativos. Pero esto no puede dejarse en manos de la espontaneidad y la autoorganización social. La equitativa socialización de los cuidados tiene que ser una prioridad política y económica, y las empresas tienen que asumir su parte de responsabilidad, garantizando el derecho de las trabajadoras y trabajadores a cuidar y ser cuidados, durante esta emergencia sanitaria y siempre. Al contrario de lo que expresaba ayer Foment del Treball –la patronal catalana–, este es un momento de ampliar derechos, no de recortarlos. 

De la economía feminista aprendimos que hay que reconocer que la economía considerada productiva se sostiene en el trabajo del cuidado (no reconocido ni remunerado) y, por tanto, se apuesta por sacarlo de la invisibilidad. El coronavirus nos lo ha lanzado a la cara, a modo de aprendizaje práctico. Y cruel también. Porque sacar de la invisibilidad en este caso es reconocer que miles de personas mayores se encuentran solas en su casa, vulnerables y sin todo el apoyo que precisan. O madres precarias que no encuentran quién cuide a sus hijas para cumplir con una jornada laboral a la que no quieren faltar por miedo a perder el empleo. Por no hablar de los abuelos y las abuelas, esos tanques de amor infinito a los que abocamos en muchas ocasiones –¡y me incluyo!– a una jubilación de vuelta a la salida del cole, a la merienda y las dos horas de parque en el mejor de los casos. Y a la lavadora, la plancha, la fiambrera o los recados, en un escenario menos grato. 

Por eso hay una única manera de salir de la crisis provocada por el COVID-19, que parte del reconocimiento de la centralidad social del cuidado: más y mejores servicios públicos y corresponsabilidad de diferentes actores sociales en la provisión y la recepción del cuidado de manera justa y digna. Este cambio de paradigma ha de tener una perspectiva interseccional (las mujeres migrantes desempeñan una parte desproporcionada del trabajo de cuidados en nuestro país) y promover el empoderamiento de las personas proveedoras y de las receptoras del cuidado. 

El contagio del señor Ortega Smith debería hacerle ver que no es un ser tan autónomo ni inmune como pensaba, sino una persona como las demás, que no podría sobrevivir sin el cuidado de mucha gente (sobre todo mujeres), ni ahora ni en muchos otros momentos de su vida. Sin todo un sistema de servicios públicos sostenidos con mucha profesionalidad, sin el esfuerzo de muchas personas que investigan, estudian, cocinan, cuidan… sería imposible sostener la vida. Quizá él no haga esta reflexión pero, como sociedad, la aparición del coronavirus nos recuerda una crisis más antigua y más profunda: la del reparto y la provisión de cuidados. Ya es hora de afrontarla con la misma decisión que estamos haciendo frente a la epidemia.  
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Laura Pérez Castaño es tenienta de Alcaldía de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona.

"Lo que el bichito nos enseña", por Gerardo Tecé

Lo que el bichito nos enseña

Hay que repensar el mundo, el trabajo no debe tener preferencia sobre los cuidados. Sin conciencia común no hay nada
Gerardo Tecé 13/03/2020

<p>Fotograma de 'Un domingo cualquiera', (1999)</p>
Fotograma de 'Un domingo cualquiera', (1999)
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Me lavo las manos con el esmero del millonario que abrillanta el capó de su nuevo Lamborghini. Es la tercera vez que lo hago hoy y calculo que estaré batiendo mi mejor marca personal de la historia. Mientras fumigo con jabón ese hueco mortal que hay en el resquicio del anular esquina con meñique, recuerdo que tenía que poner una lavadora de color y responder un par de correos. Con tanto acontecimiento histórico a uno se le pasa lo cotidiano. No es para menos. Colegios y universidades cerrando por todo el país, conexiones aéreas canceladas por todo el mundo, bolsas practicando la caída libre, museos clausurados, la liga de fútbol aplazada, el todopoderoso Real Madrid en cuarentena, citas ineludibles siendo eludidas y quinielas de líderes políticos que van cayendo en las garras del bichito. Tengo la sensación de no haber vivido nunca algo así, me dice un amigo por whatsapp, y le respondo que no creo que sea una sensación sino una realidad. Nunca habíamos vivido algo así. Estos días aparecerán en los libros de Historia, pero aún no sabemos con qué tamaño de letra, ni qué dirá exactamente el texto que narre lo ocurrido a principios de 2020. 

Lavar ropa de color es la mejor terapia para que se te pase durante un rato esa sensación de vértigo, de febrícula histórica, para volver a aterrizar sobre terreno firme. Con la normalidad del tambor de la lavadora dando vueltas, uno recuerda que, a pesar del bichito, el mundo gira. Y que, ya que el bichito está entre nosotros, mejor aprender algo de él que entrar en pánico. El bichito nos ha enseñado mucho desde que llegó. Cosas tan útiles y valiosas como que el mundo ordenado y funcional que damos por hecho es solo falsa sensación de seguridad, como los salvavidas de los aviones o los sonrientes matrimonios de las casas reales. El bichito nos enseña que el castillo robusto en el que creíamos vivir es en realidad un frágil andamiaje cuya estabilidad depende de nuestros movimientos.

El bichito nos enseña que el mundo acomodado se vuelve histérico ante las adversidades. En contraste con su pachorra habitual, el hombre occidental sale a arrasar supermercados convirtiendo el papel higiénico en el nuevo bitcoin. El bichito nos enseña, si somos capaces de entender lo que es el peligro, la psicopatía tan grande que es cruzarse de brazos mientras hay quien muere por pandemias de hambre, guerra o enfermedades curables. El bichito nos enseña que en el mundo hay parásitos que nos enferman más que cualquier virus. Quienes se empeñan en comercializar con lo sagrado, quienes desatienden lo común para enriquecerse. Quienes nos venden la película de que el ser humano no es un colectivo, sino una suma de individuos jugando a pisotearse. El bichito ha demostrado la falsedad de esa teoría y ahora muchos deberían pedir perdón y entregar, manos en alto, sus libros de economía ultraliberal.

El bichito nos enseña que nada, excepto la salud, es imprescindible. No son imprescindibles para nuestra vida las fiestas patronales, ni las competiciones deportivas de élite. El bichito nos enseña que nuestro tesoro nacional no es Rafa Nadal, sino la enfermera que hace horas extras en un hospital público. El bichito también nos ha enseñado que lo imposible no lo era tanto. Si ante esta emergencia se han podido activar ayudas sociales, también se podían haber activado durante la anterior crisis del capitalismo que provocó en millones de familias estragos mayores que cualquier bichito. Si no se hizo, nos enseña ahora el bichito, es porque no se quiso.

El bichito nos enseña que el mundo hay que repensarlo. Que si la contaminación que nos mata no se reduce es porque al volante hay conductores suicidas. El bichito nos enseña que, en un cruce de caminos, el trabajo no debe tener preferencia sobre los cuidados. El bichito nos enseña que sin conciencia común no hay nada. El bichito nos enseña que, como decía Al Pacino en Un Domingo Cualquiera, o sanamos como equipo o morimos como individuos. Buena película, a propósito, para pasar el fin de semana en casa.
 

viernes

"El relato oficial del coronavirus oculta una crisis sistémica", por Joan Benach


El relato oficial del coronavirus oculta una crisis sistémica

Todo parece indicar que esta epidemia representa una ocasión ideal para justificar la recesión económica capitalista que se acerca
Joan Benach 10/03/2020
 
<p>Sistemas de pánico</p>
Sistemas de pánico
Malagón


El nuevo coronavirus (SARS-Cov-2) tiene muchas caras. La faceta relacionada con la salud lleva semanas siendo minuciosamente examinada, o mejor dicho escrutada, por los medios de comunicación. Desde la última semana de enero hasta el momento de escribir este texto, el 9 de marzo, el coronavirus ha infectado de forma reconocida a más de 114.000 personas en más de 100 países, ha causado la muerte de más de 4.000 individuos, y es más que probable que varios miles de fallecimientos más engrosen la cuenta en las próximas semanas o meses en lo que ya se prevé será una pandemia.

Sin lugar a dudas, es un problema de salud serio, pero no el más importante, tal vez ni siquiera el más urgente. Un ejemplo de ello es la tasa de letalidad, estimada en un 3,4%, lo que se puede comparar con el 11% en el caso del SARS (síndrome respiratorio agudo grave) o el 34% del MERS (síndrome respiratorio del Oriente Medio). Pensemos además que cada día mueren en promedio en España más de 1.100 personas de causas muy diversas, y que la gripe común causa anualmente en nuestro país entre 6.000 y 15.000 muertes. No sabemos cuánta gente está infectada por el coronavirus, pero parece muy probable que un elevado porcentaje de casos pase desapercibido, con una sintomatología inadvertida o no registrada, lo que implicaría que la tasa de letalidad real sería bastante menor de la registrada hasta el momento.

Ello no significa, sin embargo, que el coronavirus no sea un tema de salud relevante o incluso preocupante.
Los pacientes deberán estar aislados hasta que dejen de ser contagiosos, lo que requiere de afinados sistemas de cribado, un elevado volumen de procesamiento de muestras  y una gobernanza integrada de salud pública
En primer lugar, la mortalidad generada por el COVID-19 en los grupos de edad más avanzados o en las personas con patología previas es alta (cerca del 15% en mayores de 80 años) y su morbilidad y afectación general de salud puede ser importante.

En segundo lugar, tiene una elevada contagiosidad, lo que genera un problema de salud pública destacado en muchos países y potencialmente para todos. China, Corea del Sur, Japón, Irán e Italia son hasta el momento los más afectados. Y, aunque el riesgo de mortalidad sea bajo, dado que el potencial número de afectados podría llegar a ser muy elevado, esto podría llegar a implicar un recuento total de muertes muy alto.

Y tercero, el impacto de la epidemia sobre el sistema sanitario puede ser muy relevante por razones diversas: el periodo de incubación en que las personas son contagiosas es de cinco días; el número de casos es exponencial; un porcentaje elevado requerirá hospitalización bien sea por su situación clínica, vigilancia o aislamiento; los pacientes deberán estar aislados hasta que dejen de ser contagiosos, lo que requiere de afinados sistemas de cribado, un elevado volumen de procesamiento de muestras en centros de referencia, y una gobernanza integrada de decisiones clínicas y salud pública para identificar los pacientes cribados, puestos en cuarentena y si esta debe hacerse en domicilio o en un centro hospitalario.

Además, una parte importante del trabajo de muchos profesionales sanitarios españoles se está destinando al abordaje de la emergencia en curso. A ello se añade que el personal sanitario es el colectivo más expuesto y a la vez el que mayor riesgo alberga de contagiar a individuos particularmente vulnerables frente a la infección, por lo que la sobrecarga es doble.


Revuelta feminista: ¡Con derechos, sin barreras!








Revuelta feminista

Con derechos, sin barreras. Feministas sin fronteras


Venimos de lejos, la Comisión 8M es el espacio unitario de organización y encuentro del movimiento feminista autónomo de Madrid que año tras año, desde hace más de cuatro décadas, ha preparado las movilizaciones del 8 de marzo. En estos últimos años nuestras propuestas fueron: en el 2017 el Paro Internacional de Mujeres y en el 2018 y 2019 planteamos la Huelga Feminista con el objetivo de mostrar que sin nosotras el mundo no se mueve. A través de las huelgas hemos conseguido que nadie pueda mirar a otro lado frente a las propuestas del movimiento feminista, sin embargo, sabemos que debemos seguir avanzando e impulsar las acciones necesarias que tengan la capacidad de acabar con las desigualdades, el racismo, la violencia machista y nos posibilite tener una vida digna a todas las personas, todos los días. Porque formamos parte de un proceso colectivo de apoyo mutuo y de transformación radical de la sociedad, de la cultura, de la economía, de las relaciones, nuestra propuesta este año 2020, es la Revuelta Feminista.

Desde el 8 de febrero al 8 de marzo hemos querido hacer saber al mundo que necesitamos una vida con derechos todos los días del año; queremos cambiarlo todo, queremos estar todas, entendiendo las diferentes realidades que nos atraviesan a cada una. El propio deseo de vidas dignas y con derechos para todas nos enfrenta a quienes solo buscan el beneficio económico de una minoría y hacen su política desde la mentira y el desprecio a las mujeres, desde el miedo, la victimización y el resentimiento; y en el proceso de reconocer y defender nuestros derechos desarrollamos lazos de apoyo y solidaridad entre todas. Nosotras entendemos que el 8 de marzo es importante, pero más importante es aún el proceso que llevamos a cabo cada año para tejer redes feministas de todas las realidades y de diferentes lugares del planeta. Somos un grito global de diversos pensamientos, estamos unidas contra el patriarcado y dispuestas a dar la batalla para construir unas vidas mejores.
Por todo ello, exigimos que se consideren las violencias machistas como una cuestión que atañe al Estado y a toda la sociedad. Son 18 las mujeres asesinadas este 2020, 99 las que fueron asesinadas en 2019 y 1046 desde que existen registros, con 32 denuncias al día en España por agresiones y abusos sexuales, por eso, es necesario que se tenga en cuenta las distintas causas y dimensiones de las violencias machistas, poniendo fin a todas aquellas que sufrimos cotidianamente y que se invisibilizan o normalizan en todos los ámbitos y espacios vitales, sea cual sea nuestra edad y condición (hogar, trabajo, espacios públicos, pareja, familia, entorno laboral, sociedad e instituciones del Estado). También señalamos y denunciamos la violencia sexual que nos afecta de modo aún más marcado a mujeres en situación de vulnerabilidad, como somos las mujeres migradas, las trabajadoras domésticas, las mujeres con diversidad funcional, las tuteladas y las mujeres con problemas de salud mental que sufren violencia quedando sus derechos desprotegidos. Queremos movernos en libertad por todos los espacios, públicos y privados, y a todas horas y denunciamos la justicia patriarcal que no nos considera personas de pleno derecho y que nos quiere dóciles, sumisas y calladas.

Luchamos para que las mujeres seamos dueñas de nuestros cuerpos, nuestros deseos y nuestras decisiones, para que las personas disidentes sexuales, especialmente las mujeres trans, dejemos de sufrir agresiones y múltiples violencias, y por una sociedad que respete y valore la diversidad funcional, la diversidad sexual, y la diversidad de identidad y/o expresión de género. Nuestros cuerpos no son mercadería ni objetos para ser cosificados y utilizados como reclamo, y nuestros procesos de vida no son enfermedades. También reclamamos la erradicación de cualquier tipo de violencia obstétrico-ginecológica que se ejerza sobre las mujeres. Exigimos que el aborto esté fuera del Código Penal y se reconozca como un derecho de las mujeres para decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra maternidad, y que se respete la autonomía de las mujeres de 16 y 17 años para decidir. Exigimos, también, que se garantice su realización en los servicios públicos de salud. Finalmente, queremos denunciar el castigo que recae sobre nosotras por nuestra diversidad, por nuestra edad, por ser migradas y por estar racializadas, por tener diversidad funcional o una imagen alejada de la normatividad.

Pero todo lo anterior no va a ser posible si no rompemos la división sexual del trabajo que nos condena a la precariedad, la discriminación laboral y los trabajos peor pagados, no remunerados, invisibles e ilegales. Reivindicamos que nuestra situación laboral nos permita desarrollar un proyecto vital con dignidad y autonomía; y que el empleo se adapte a las necesidades de la vida para que el embarazo o los cuidados no puedan ser objeto de despido ni de marginación laboral, ni deben menoscabar nuestras expectativas personales ni profesionales.

Luchamos  por un mercado laboral que se base en la igualdad real, porque los trabajos a los que logramos acceder están marcados por la temporalidad, la precariedad, incertidumbre, los bajos salarios, las jornadas parciales no deseadas, la brecha salarial y un techo de cristal. Exigimos alternativas para las trabajadoras migrantes en situación administrativa irregular. Exigimos también las pensiones que nos hemos ganado, no más pensiones de miseria que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez. Pedimos la cotitularidad de las pensiones y que el tiempo dedicado a tareas de cuidado o que hemos desarrollado en el campo, sea reconocido en el cálculo de las pensiones al igual que el trabajo en el mercado laboral y luchamos por la ratificación del Convenio 189 de la OIT que regula el trabajo doméstico. Queremos que se visibilice y reconozca el valor y dignidad del trabajo doméstico y de cuidados que realizamos las mujeres, y los derechos de quienes los realizamos, para que se asuma la corresponsabilidad por parte de todos los hombres, de la sociedad y del Estado. El trabajo de cuidados debe ser reconocido como un bien social de primer orden.

Como feministas, nos oponemos con firmeza al neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas. Las mujeres tenemos un papel primordial en la lucha contra el cambio climático y en la preservación de la biodiversidad, por eso, apostamos decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos, exigimos que la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política, y apoyamos las luchas que protagonizan mujeres que defienden sus tierras, su sabiduría y los recursos de sus pueblos, incluso arriesgando sus vidas, amenazadas por el extractivismo, las empresas transnacionales, y los tratados de libre comercio; contra las viejas y nuevas formas de explotación. Somos antimilitaristas y estamos en contra de las guerras, que son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas, y porque la consecuencia directa de las guerras son millones de mujeres refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas. Estamos en contra de los estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la resistencia feminista, y nos posicionamos frente al discurso de la extrema derecha que nos ha situado a mujeres, migrantes, racializadas y LGTBI como objetivo prioritario de su ofensiva ultraliberal, racista y patriarcal.

Somos antirracistas porque formamos parte de una sociedad diversa, multicultural, con una trayectoria de convivencia de diferentes personas y culturas desde hace siglos. Por eso también estamos contra la Ley de Extranjería y los muros que se levantan en nuestro país y vamos a romper con las fronteras, el racismo y la xenofobia que atraviesa y recorre toda la sociedad, para que ninguna mujer tenga que migrar forzada por las políticas coloniales, neoliberales y racistas del Norte Global, que producen situaciones económicas, bélicas, sociales y ambientales insostenibles. Exigimos la acogida de todas las personas migradas y refugiadas, sea por el motivo que sea, porque somos mujeres libres en territorios libres. Exigimos que se garanticen nuestros derechos como mujeres, y creemos en un mundo donde nadie muera en el mar, sin muros, ni alambres, ni vallas, ni concertinas, ni CIEs, ni redadas racistas, porque ningún ser humano es ilegal.

Para lograr ese otro mundo posible necesitamos sociedades laicas, donde la educación tiene que ser la clave. Exigimos que la perspectiva feminista sea transversal a todas las disciplinas y a todos los niveles; una educación libre de valores heteropatriarcales, así como que la educación afectivo-sexual esté contemplada en el currículo escolar y sea integral, libre de estereotipos sexistas, capacitistas, racistas y LGTBIfóbicos. Una formación afectivo-sexual que nos permita desarrollarnos en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros objetos, evitando así agresiones machistas o LGTBIfóbicas en las aulas.

Somos un movimiento internacional y diverso y nos precede una larga genealogía de luchas feministas, por eso recordamos también a las sufragistas, a las sindicalistas, a todas las que hicieron
posible la Segunda República, a las que lucharon en la Guerra Civil y por la Revolución Social y contra la dictadura franquista sufriendo una represión dirigida y específica por el hecho de ser mujeres; y todo ello sin olvidar que la memoria feminista tiene el poder y la responsabilidad de conectarnos con las genealogías de las luchas de quienes nos preceden, visibilizando lo que históricamente ha sido invisibilizado desde una mirada patriarcal.

Y proponemos otra forma de ver, de entender, de estar en el mundo y de relacionarnos. En definitiva, proponemos un nuevo sentido común.

Sabemos que hay que seguir avanzando. Nos sabemos fuertes y continuamos luchando.

¡SOMOS REVUELTA FEMINISTA Y CONSEGUIREMOS EL MUNDO QUE QUEREMOS