Notas para el balance de IU Madrid ciudad (7 de junio de 2017)
Esta discusión cobra su sentido pleno cuando se enmarca la labor
municipal como un frente más de la pelea por transformar la sociedad y
superar el sistema capitalista, que es la auténtica raíz de los
principales problemas económicos y sociales que sufrimos. No cabe duda
que desde un ayuntamiento no es posible transformar la sociedad, pero
puede ser una terreno que nos permita conquistar derechos y mejoras en
las condiciones de vida de la clase trabajadora, de nuestros barrios, en
materia de empleo, vivienda, participación democrática… y, al tiempo y
con igual importancia, elevar la conciencia y el nivel de organización
de nuestra clase social.
La lucha en el Ayuntamiento de Madrid ciudad trasciende el ámbito de
la ciudad e, incluso, de la Comunidad. En la medida que IU Madrid carece
de representación en la Asamblea, la labor municipal se convierte en la
punta de lanza de la lucha en el terreno institucional. Es más, el
conflicto contra Montoro por los presupuestos, está permitiendo agrupar a
los ayuntamientos del cambio a escala estatal en una lucha contra las
políticas de recortes.
La victoria de Ahora Madrid, como el resto de los Ayuntamientos del
cambio, fue el resultado político y electoral del periodo de
movilizaciones que abarca desde el 15M, y que tuvo su momento álgido con
las marchas de la dignidad de 2014.
A pesar de las enormes dificultades que hubo para hacerla realidad,
el hecho de lograr tener una candidatura unitaria formada desde abajo
por activistas, con raíces en los barrios, fue decisiva para la
implicación de miles de ellos y ellas en el desarrollo de la campaña. La
actitud agresiva y despectiva del PP, y de Esperanza Aguirre, actuó de
acicate para la candidatura que al final superó todas las expectativas y
pudo plantearse formar gobierno en solitario, aunque depende del apoyo
del PSOE.
La debilidad de partida del gobierno de AM, con su dependencia del
grupo municipal “socialista”, convierte en vital que sea capaz de ir
ganando cada vez más apoyo en los barrios, promoviendo la organización y
la movilización conjunta de las masas con su gobierno. De hecho, el
apoyo fundamental de AM está en los barrios obreros.
En la medida que el proceso sobre el que se levanta AM culmina con
la victoria del PP en las elecciones de diciembre de 2015, y su reválida
en junio de 2016, —que se suma a la victoria del PP en la Asamblea de
Madrid en 2015— se cierra el ciclo político y de movilización empezado
en 2011. El PP, apoyándose en estos resultados consigue la apariencia de
“superar” momentáneamente su crisis, y se abre un período de crisis en
las organizaciones de la izquierda.
Una diferencia decisiva tanto en las elecciones de la Comunidad en
mayo como en las de diciembre de 2015 es la falta de unidad de la
izquierda transformadora, que se reflejó en resultados muy por debajo de
los de AM.
Desde entonces, hay un estancamiento de las luchas y una caída de la
participación. Y esa situación es determinante, pues debilita la fuerza
de las organizaciones de izquierda y fortalece la burocratización y la
adaptación al sistema, propiciando la renuncia a las políticas
transformadoras, dentro de una política revolucionaria.
El mantenimiento del PP en los gobiernos de la Comunidad y del
Estado, obliga al gobierno de AM, y al conjunto de los ayuntamientos del
cambio, a ser gobiernos de resistencia frente a una derecha que
descargará toda su artillería contra ellos, para evitar que pueda tener
éxito cualquier ejemplo de cambio.
Balance de los primeros dos años
Tras las elecciones, las esperanzas en AM fueron enormes. Después de
26 años de gobiernos de la derecha se vio una ocasión de dar un giro
decisivo a la situación social en la ciudad de Madrid. El gobierno
municipal ha supuesto avances en toda una serie de terrenos: incremento
del gasto social y la inversión, afloramiento de la corrupción del PP,
accesibilidad de los concejales, en general, y una apertura a una
participación vecinal que no existía antes, otra actitud muy distinta
del gobierno del PP, la lucha contra la contaminación, por hacer una
ciudad más humana (aumentando la peatonalización de las calles, como el
caso de la Gran Vía)… Esto le ha granjeado la simpatía de una parte
importante de la población. Y ello, a pesar de los ataques constantes de
la derecha, de la mayoría de los medios de comunicación y el sinfín de
obstáculos que el sistema emplea para lograr que fracase esta
experiencia.
En primer lugar, nos hemos encontrado de frente con la realidad del
carácter de clase de las instituciones del Estado, incluido el
Ayuntamiento. Esa enorme maquinaria burocrática está pensada para frenar
las reivindicaciones de la clase trabajadora, no para darles cauce.
El PP está usando todos los instrumentos a su alcance para frenar
cualquier cambio que ponga en peligro su política de transferencia de
rentas de la clase trabajadora a la clase capitalista: leyes que tratan
de forzar la aplicación de recortes del gasto social, limitación del
aumento de las plantillas públicas, obstáculos a la remunicipalización,
boicot activo a los intentos de cambio…
Además, el PP tiene un doble interés: por un lado utiliza el
superávit municipal para cuadrar sus cuentas, por otro, crea un corsé
que trata de impedir que prospere cualquier alternativa política
intentando obligarles a hacer recortes.
Evidentemente, con todo eso había que contar desde un principio. Por
supuesto, ahora lo estamos aprendiendo en la práctica y de primera
mano, lo cual es una escuela muy útil, aunque dura. Hay demasiado dinero
en juego para que se queden de brazos cruzados. Estamos hablando de la
lucha de clases expresada en el terreno municipal (contratas de
servicios y urbanismo, como principales negocios). No es posible
resolver el subdesarrollo crónico de la ciudad sin enfrentarnos de lleno
a las grandes empresas y bancos que, con el PP, han controlado Madrid.
La única forma de superar esta barrera es la movilización. Desde un
ayuntamiento no se puede transformar la sociedad, pero puede ser un
frente de lucha de enorme importancia si el equipo de gobierno, y las
organizaciones que le respaldan, se transforman en uña y carne con el
movimiento de la clase trabajadora, sindical y vecinal, y de los
sectores populares de la sociedad.
Dos políticas en el equipo de gobierno
La candidatura de AM era una propuesta con una gran diversidad,
desde los postulados más netamente socialdemócratas a quienes defendemos
la necesidad de una transformación socialista de la sociedad.
Necesariamente eso iba a marcar la política del gobierno municipal, en
el que hay distintos puntos de vista.
Hoy por hoy, un sector mayoritario del Grupo de AM no concibe el
gobierno municipal como una herramienta para impulsar un cambio en
profundidad que, a su vez, reanime la lucha por la transformación
social, sino que se plantea gestionar la institución sin cuestionarla ni
a ella ni al sistema. Esto ha supuesto que, desde el principio, la
mayoría del equipo de gobierno orilla el programa de AM en temas clave:
municipalizaciones, empleo, urbanismo, descentralización, memoria
histórica… Incluso llegó a plantearse que el programa era meramente
orientativo. La frase más habitual estos meses para todos los activistas
ha sido: “No se puede hacer, la ley no lo permite”. Según ese criterio,
Rosa Parks debería haberse sentado donde le correspondía según la
legislación de su época, los asientos para negros, en lugar de rebelarse
contra las leyes racistas. Incluso se deja de lado el hecho de que las
leyes son interpretables, y que la manera en que se aplican depende en
gran medida de la correlación de fuerzas en la sociedad.
La mayoría del equipo de gobierno ha actuado conforme al criterio de
cerrar el proceso de la remunicipalización, utilizando como excusa las
dificultades jurídicas para no hacer ningún plan al respecto. Igual que
en el tema del empleo, muy por debajo de las necesidades reales en todos
los terrenos.
Aquí también han jugado un papel negativo las direcciones sindicales
(con honrosas excepciones), que en lugar de impulsar las
remunicipalizaciones y buscar la unidad de los distintos sectores de
trabajadores y trabajadoras vinculadas con el Ayuntamiento
(funcionariado, laborales y contratas), para animar a este consistorio a
cumplir con su programa municipal, han tomado una postura rayana en el
corporativismo dejando abierta la puerta a posturas que, en lugar de
sumar enfrentan a un sectores contra otros. Es imprescindible que eso
cambie.
Respecto a la época de Ana Botella (el momento más bajo de apoyo al
gobierno municipal de Madrid), el respaldo del ejecutivo de Carmena ha
crecido claramente, aunque sigue por debajo del de Gallardón. Pero, el
problema fundamental es que la gente más consciente, los activistas,
está seriamente decepcionados por la enorme brecha entre las
expectativas y las realidades. Y, especialmente, porque sienten que gran
parte del gobierno no cuenta con ellos y ellas a la hora de desarrollar
su labor. Y, sin su apoyo consciente y convencido, no es posible
consolidar un movimiento capaz de impulsar un cambio social.
La única encuesta electoral disponible habla de una reducción del
apoyo a AM, que bajaría de 20 a 19 concejales, y crecería el del PSOE de
9 a 10. Es decir, hay un ligero debilitamiento de AM y una pequeña
recuperación del PSOE. Lo que, aparentemente atenuaría el resultado, es
la fuerte caída del PP, que pasaría de 21 a 15 concejales, en beneficio
de Cs que lograría pasar de 7 a 13. Sólo es una encuesta, pero nos
muestra los riesgos de la situación si no logramos imprimir otra
dinámica.
La cuestión es que, en lugar de ir creándose vínculos cada vez más
fuertes entre el movimiento y el gobierno municipal, cada vez está más
debilitado el movimiento y los vínculos. Y eso, fortalece la tendencia a
adaptarse al sistema. En rigor, al sector pequeñoburgués, es decir, el
que, en lugar de enfrentarse al sistema, se amolda a él y acaba cediendo
de facto a sus exigencias.
Sí es posible hacer otra política
A pesar de la desmovilización, al frente de una institución como el
Ayuntamiento de Madrid se dispone de un altavoz enormemente potente, con
capacidad para influir en la actitud de las masas e impulsar un cambio
en esa situación.
La política seguida por el Área de Economía y Hacienda ha puesto en
evidencia que es posible otra postura, que contrasta con la que se ha
seguido en empleo, municipalizaciones o urbanismo. Desde Hacienda se han
utilizado todos los resquicios legales para dar una batalla contra la
política recortes del PP, en lugar de usar los obstáculos como excusa
para no aplicar el programa.
La actuación en Hacienda se ha convertido en un referente para
muchos activistas de que otra política es posible. En parte, incluso ha
actuado de dique frente las tendencias a una política cada vez más
adaptada al sistema.
Por la labor del Área de Hacienda ha prosperado la principal
remunicipalización, la Funeraria. También se ha jugado un papel decisivo
a la hora de tirar de la manta y poner al descubierto la corrupción del
PP.
Si la actitud de todo el equipo de Gobierno y del Grupo de AM, y de
todas las organizaciones que componen AM, fuese igual de combativa
habría tenido enormes consecuencias en los dos años que llevamos. Basta
imaginar a la alcaldesa explicando con argumentos y cifras qué supone
que los servicios municipales estén en manos privadas y públicas. O, una
labor barrio a barrio explicando qué pretende Montoro y lo que
supondría ceder a sus exigencias.
Incluso, cuando el Ayuntamiento se pueda ver imposibilitado para
hacer determinadas políticas por el gobierno central y su panoplia de
leyes reaccionarias (y su interpretación de las mismas, que no es
neutral), su deber es explicarlo y actuar de forma que quede claro que
no es por él que no se hacen las cosas, evitando poner la venda antes de
la herida. La clase trabajadora, al menos sus sectores más avanzados,
comprenderán perfectamente los obstáculos a los que nos enfrentamos si
somos sinceros y demostramos nuestra voluntad de usar todos los recursos
disponibles para combatirlos.
¿En qué momento estamos?
La falta de movilización y la actitud institucionalista predominante
en el gobierno municipal se alimentan mutuamente. De hecho, se genera
un círculo vicioso pues alimenta la decepción entre los activistas y,
por extensión, la desmovilización. Eso, a su vez, anima a esas posturas
más conservadoras.
Esta dinámica favorece la posibilidad de una derrota de AM en unas
próximas elecciones. La bancarrota del PP, trufado de corrupción, puede
que nos permita evitarla, pero no debe impedir ver los problema que
arrastramos.
Y, además, las posiciones más combativas cada vez chocan más con las
del sector reformista. Al final, corremos el riesgo de que el
inevitable enfrentamiento contra Montoro o la necesaria lucha sin
cuartel contra la corrupción, acabe siendo vista como un inconveniente
para los sectores más institucionalistas del equipo de Gobierno.
Por tanto, como en tantos otros procesos históricos, vemos un choque
creciente entre el sector que tiene un planteamiento revolucionario,
transformador, que más consecuentemente quiere cumplir los compromisos
de Ahora Madrid, y el sector reformista, que tiene a evitar el conflicto
con las instituciones y el sistema. Y, si persiste la desmovilización,
la tendencia será al fortalecimiento de este último sector.
Para que esa dinámica cambie es imprescindible una recuperación de
la movilización y agrupar a los activistas más combativos. Y para eso es
imprescindible levantar una alternativa y construir organización.
A la hora de caracterizar el estado de ánimo de las masas respecto
al gobierno municipal hemos de hilar muy fino. Debemos tener presente
que estas se dividen en distintos sectores, que tienen diferentes
percepciones, que llegan a distintas conclusiones o a distintos ritmos.
Como señalábamos al principio, para una amplia capa de votantes de AM el
gobierno de Carmena tiene una gran autoridad, mientras que para los
activistas predomina la decepción. Hemos de evitar que esa brecha crezca
con actitudes sectarias, por eso la tarea es ahora explicar
pacientemente, buscar la forma de lograr que sectores cada vez más
amplios de la clase trabajadora conozcan los diferentes puntos de vista
que existen en Ahora Madrid, y en el propio Gobierno, para que se vayan
haciendo una idea de la situación. Si no logramos eso, corremos el
riesgo de que los conflictos se vean como meras peleas por el poder o
que parezcan como un rayo en un cielo claro.
Debemos rechazar de plano que no sea lícito sacar a relucir las
diferencias que existen dentro del grupo municipal, y entre las
distintas organizaciones que componemos AM. De hecho, todo el mundo sabe
que las hay. La cuestión es que no se pueden enterar de ellas sólo por
los medios de comunicación, ni de forma parcial o sesgada. Hemos de
normalizar que las diferencias políticas se traten abiertamente, se
debatan por parte de los activistas (y del conjunto de los vecinos y
vecinas), de forma amistosa. Si somos capaces de hacerlo así, haremos
una demostración de pluralidad que sólo puede ser vista con simpatía.
Desde luego, facilitaría mucho las cosas que AM arbitrar los cauces
para que, desde los barrios, desde los distritos de abajo a arriba, los
activistas que damos nuestro respaldo a AM pudiéramos debatir y tomar
decisiones democráticamente en los temas de calado.
La situación de IU Madrid ciudad
Para IU Madrid ciudad es vital ser capaces de construir una
organización que sea capaz de hacer oír nuestra alternativa, y que
predique con el ejemplo. No es suficiente con la buena labor de nuestros
representantes en el Ayuntamiento.
Es una aspiración vital ser capaces de superar la actual situación
de división de la izquierda transformadora, por eso defendemos la
unidad, para empezar en la lucha y, como consecuencia de eso, en las
candidatura electorales. Pero es evidente que lograr esa superación en
una situación de desmovilización como la actual es una tarea mucho más
complicada y larga de lo que podía suponerse hace un par de años.
Algunas personas plantearon plazos para la desaparición de IU en unas
condiciones objetivas y subjetivas que ya no existen, mantenerse en el
error es conducir a la izquierda a un callejón sin salida, volviendo a
viejas fórmulas ya agotadas.
En la actual situación, necesitamos una IU de Madrid fuerte y con
autoridad política. Es imprescindible para organizar a nuestros
compañeros y compañeras, y la ocasión de demostrar en la práctica que es
para nosotros un movimiento político y social, es decir, una
organización que sea democrática y que funcione de abajo a arriba. Y,
también, una organización que defienda de forma consecuente los
intereses de la clase trabajadora y la necesidad de una transformación
socialista y democrática de la sociedad. Si no lo hacemos nosotros,
nadie lo hará.
Es un error pretender usar IU como una suerte de “marca blanca” para
negociar la participación en futuras CUPs, o como una fuente de
ingresos. El fracaso de la nueva IU sería el fracaso de todos los
partidos y colectivos que la componen.
Necesitamos a toda la militancia y a todos los cuadros unidos e
ilusionados en la tarea de construir IU, desplegando una actividad mucho
mayor de la que se ha desarrollado en estos meses pasados. Para ello es
imprescindible crear una dirección política y hacer que el conjunto de
la militancia se sienta parte de la organización, que lleguen la
información, la propuesta política a las Asambleas y haya posibilidad
efectiva de participar en ello por parte de todos los militantes.
Si hacemos bien las cosas, muchos activistas verán en IU un ejemplo,
un referente, frente a las actitudes burocráticas y la falta de
coherencia política. Y, así, transformaríamos en militancia la actuación
de nuestro grupo municipal.
De hecho, el gran respeto que la actuación hacia nuestros concejales
está suscitando, no se transforma en más organización porque no estamos
funcionando suficientemente como IU.
Nuestro equipo municipal trabaja sin suficiente coordinación con la
organización, en primer lugar, por la debilidad de la organización. Debe
haber un diálogo constante entre la organización y nuestra
representación institucional, y funcionar coordinadamente. Ningún equipo
municipal pueda dar esta batalla sin una organización detrás, que le dé
su respaldo, que actúe de nexo de unión con el movimiento en los
barrios, la lucha sindical y la militancia. Si no, el riesgo de que
ambos pierdan la perspectiva y que se distancien, es muy grande, como
hemos aprendido en el pasado. No es una cuestión de buenas o malas
intenciones, es un problema político y organizativo. Y en definitiva una
capacidad de tener una perspectiva política, más allá de tacticismo
cortoplacista.
Para ello, es imprescindible que IU Madrid ciudad disponga de
recursos suficientes para desarrollar su actividad. La soberanía de las
asambleas en su ámbito (tanto en los distritos como a escala de Madrid
ciudad) no puede quedarse en una declaración formal, sino que debe ser
la piedra de toque de la democracia en IU. La militancia sólo se sentirá
implicada con el proyecto que queremos construir si siente que su
opinión cuenta y que su labor es reconocida. Los recursos generados por
nuestros representantes, concejales y asesores incluidos, —que están ahí
por la labor colectiva del conjunto de la militancia— deben contribuir a
sostener la actividad de IU Madrid ciudad, y contribuir al sustento de
la estructura regional con los mismos criterios de partida que el resto
de asambleas locales.
¿Qué hacer?
Nuestro objetivo debería ser lograr que en las próximas elecciones
seamos capaces de derrotar al PP y de lograr formar un nuevo gobierno de
Ahora Madrid, más fuerte y con un peso decisivo del ala izquierda. Un
nuevo gobierno que se apoye en la movilización de los barrios y de la
clase trabajadora. Es necesario elegir bien los temas principales de
lucha. Esto es una labor de largo recorrido, que debemos situar en
perspectiva. No se trata de todo o nada, sino de tener claro a dónde nos
dirigimos.
Para ello, es muy importante aprovechar la segunda mitad de la
legislatura para apretar el acelerador y buscar los cauces para
contribuir a reanimar la movilización.
Como parte del gobierno de AM tenemos que hacer cuánto esté en
nuestra mano para conseguir cuantos logros podamos para la clase
trabajadora de Madrid, que mejoren sus condiciones de vida y que la
fortalezcan para seguir luchando. Pero no podemos ver sólo el corto
plazo, también hemos de preparar el futuro de la lucha. Frente al sector
reformista, es preciso levantar un ala transformadora, con una
perspectiva revolucionaria, que cada vez sea más fuerte. Para ello el
primer objetivo debería ser fortalecer IU, lograr que sea visible su
alternativa y la necesidad de organizarse para defenderla. Y, a la vez,
estrechar lazos cada vez más fuertes con todos los sectores más
combativos de Ganemos y de Ahora Madrid.
No se trata de elegir entre IU y Ahora Madrid (o la Unidad Popular),
sino de que ambas cosas se pueden y se deben fortalecer al mismo
tiempo. La tarea no es “superar IU”, haciéndola desaparecer para saltar
al vacío, sino superar el fracaso de la izquierda en las últimas
décadas. Para construir un nuevo objeto necesitamos una herramienta
útil, y hoy por hoy la herramienta más eficaz que nos ayudará en ese
proceso de metamorfosis de la izquierda, le pongamos el nombre que le
pongamos, es la militancia de Izquierda Unida.
Hay mucha presión e intereses para que el sector del grupo municipal
más a la izquierda sea apartado del gobierno. La dirección del PSOE no
hace más que mandarle mensajes a la Alcaldesa, de que puede contar con
ellos frente a los concejales “bandoleros”. Debemos contrarrestar esa
presión construyendo organización y uniendo a los sectores más
combativos de Ahora Madrid.
Ese sería el papel central de IU, desde la defensa de AM frente a
los ataques del PP — precisamente porque no queremos que la derecha se
salga con la suya— ser capaces de criticar y dar alternativa a la
política reformistas, institucionalistas.
En estas circunstancias, nuestra primer labor es explicar, explicar y explicar, para ganar el apoyo de la mayoría.
Nuestra alternativa: ejes centrales
Corrupción: El apoyo a nuestros concejales y
concejalas hoy cuestionados por el PP, Cs y el propio PSOE, y a cuantos
se encuentren en esa situación es vital. Este tema, tan indignante puede
ser un catalizador del malestar social en cualquier momento. Además, no
debemos olvidar que si no defendemos a nuestros compañeros y
compañeras, la derecha no cejará hasta lograr su defenestración.
Presupuestos: ésta es una lucha permanente y vital.
Tener los recursos no garantiza que se utilicen bien, esa es otra
pelea, pero son condición previa para poder hacer algo que no sea
repartir la miseria. Y si hoy se dispone de recursos es gracias a que se
le está plantando cara a Montoro. Esa batalla la estamos ganando
gracias a la labor de nuestra representación en el gobierno de AM y
debemos transformarla en apoyo organizado. Hay que hacer una labor
explicativa permanente de las implicaciones del ataque de Montoro y
vincularla a exigir las dotaciones necesarias en los barrios, con
propuestas concretas. Esa es la única forma de que no se vea esta lucha
como algo abstracto. Los presupuestos de 2018 son los últimos que vamos a
poder aprobar con efectos en la legislatura, debemos prepararlos desde
los barrios. Esta lucha debe, además, plantearse en toda la Comunidad
como una de las principales formas de confrontación contra el PP de
Cifuentes, comparando lo que se está haciendo en la Comunidad y lo que
se está haciendo en los ayuntamientos gobernados por las CUPs.
Remunicipalizaciones: La mayor dificultad en este
frente es la falta de apoyo a esta reivindicación, en particular de las
direcciones sindicales y de una parte decisiva del propio equipo de
gobierno. Así que la tarea no puede ser otra que explicar lo que
pretende el PP, a quién beneficia, y lo que supondrían las
municipalizaciones. Y seguir exigiendo que se elabore un plan de
municipalizaciones.
Empleo y derechos laborales: explicar la necesidad
de aumentar el empleo municipal. Atacar a la derecha, pero también la
política errónea del consistorio. Para ello hay que crear el Área
Sindical de Madrid ciudad. Debemos reclamar al gobierno municipal que se
posicione al lado de los trabajadores y trabajadoras frente a las
empresas contratistas del Ayuntamiento, cuando éstas conculquen los
derechos laborales. La importancia de organizar a nuestros compañeros y
compañeras que trabajan en el terreno municipal es de primer orden, y de
aumentar su número, pues son el punto de apoyo para muchas cuestiones
de la actividad municipal cotidiana, en la que nos encontramos con una
suerte de boicot velado a los intentos de cambiar el funcionamiento del
Ayuntamiento para que realmente esté al servicio de la mayoría de los
vecinos y vecinas.
Participación democrática: los foros locales y las
Juntas de distrito deben convertirse en una palanca de movilización, con
el compromiso de las Juntas de impulsar la participación y que se
aprueben en el pleno las reivindicaciones de los barrios. No debemos
perder de vista que la participación democrática sólo avanzará si
quienes toman parte en ella comprueban que sirve para algo, que las
Juntas recogen su labor y sus propuestas.
Para eso necesitamos organización: hay que dotar a IU de dirección política efectiva,
coordinación entre el grupo institucional y la organización. Reuniones
regulares donde se debate la política municipal a fondo. Participación
habitual de los concejales en las reuniones de coordinadora (de forma
rotativa, cuando menos).
Y hay que dotarla de recursos para hacer su trabajo. La soberanía de las asambleas de distritos y de la Asamblea de Madrid ciudad
no puede ser retórica. Ambas deben ser quienes administran los recursos
que genera Madrid ciudad en todos los ámbitos y, a partir de ahí,
transferir lo que se acuerde a la dirección regional, no al revés.
Abogamos por fortalecer Ahora Madrid, que funcione
democráticamente, y debemos tratar de que eso empiece desde los barrios,
desde los distritos, de abajo a arriba. Pero no debemos perder de vista
que eso no depende sólo de nosotros. Mientras tanto, lo único que está
realmente en nuestras manos es el funcionamiento de IU.
La elección de la próxima candidatura debe ser por primarias, con el
mismo método empleado en las anteriores elecciones. IU debería promover
su propia candidatura vinculada a un programa, eligiéndola también con nuestras propias primarias.
Hay que promover un encuentro de entidades sociales de la izquierda
(AAVV, sindicatos, ecologistas…) para coordinar nuestras exigencias
frente al Ayuntamiento en todos los terrenos: empleo,
municipalizaciones, presupuestos, urbanismo… Es imprescindible levantar
un movimiento que contrapese la enorme presión que llega al consistorio
por el otro lado. Un movimiento social no se crea por decreto, pero así
estamos sentando las bases para contribuir a promoverlo y, conforme
surja, encauzarlo.
Por supuesto, no es lo mismo un gobierno municipal de Esperanza
Aguirre, que uno de Manuela Carmena, ni en Madrid ni en ninguna de las
ciudades donde se derrotó al PP, ni es lo mismo un gobierno autonómico
del PP que del PSOE (como en el País Valencià), pero si nos quedamos en
esa afirmación sólo estaríamos abonando el terreno para una futura
frustración y derrota de la izquierda, pues nuestro propósito no es el
mal menor, sino la transformación de la sociedad. Lo que muestran estos
triunfos es el potencial enorme de transformación que late en la
sociedad, pero si no lo llevamos hasta las últimas consecuencias, podría
suceder lo que tantas veces ha ocurrido, también en Madrid, la vuelta
de la derecha, simplemente un período de alternancia. Si queremos hacer
el cambio irreversible, sólo lo podemos conseguir con medidas que
alteren a mejor, de forma palpable, la vida material y espiritual de la
clase obrera, de la juventud, de las mujeres… que hagan invencible el
respaldo a la izquierda, y para eso sólo hay una alternativa: el
convencimiento de que nuestra meta final, el socialismo, está ligado a
lo que hacemos cada día, a la lucha por cada reforma. Sin ese objetivo
nos quedaríamos en dar una mano de pintura a unas instituciones
podridas, a un sistema agónico. Y nuestro propósito es dar cauce a la
sociedad nueva que llevamos en nuestros corazones y eso sólo se
alcanzará si tenemos, también en el campo municipalista, la hegemonía de
una fuerza comprometida con el socialismo.
Manifiesto por el Socialismo
http://www.porelsocialismo.net
El colectivo Manifiesto por el socialismo publica
las conclusiones de un debate de balance de la primera mitad de la
legislatura y propuestas para la segunda parte. La discusión fue
realizada a finales de mayo con la participación de compañeros y
compañeras de distintas asambleas de distrito. Todos nosotros y nosotras
somos militantes de IU, completamente comprometidos en su construcción.
Con esta propuesta pretendemos contribuir al debate en las Asambleas de
IU de Madrid ciudad y, también, de todos los colectivos implicados en
el desarrollo de la actividad de Ahora Madrid. Somos los primeros
interesados en llevar a buen puerto la primera experiencia de un
gobierno municipal de izquierdas en la ciudad de Madrid, tras un cuarto
de siglo de gobiernos del PP.
El coordinador federal de Izquierda
Unida apunta durante su intervención para defender la moción de censura
presentada por Unidos Podemos que “hay que echar al Partido Popular sí,
pero también cambiar el sistema y construir un nuevo país”
El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha
denunciado hoy con rotundidad en el Pleno del Congreso que en España se
practican dos tipos de corrupciones “una ilegal y otra legal”, algo que
se arrastra desde hace mucho tiempo y que lleva a la “conclusión” de que
nos enfrentamos “no a un problema de manzanas podridas, ni de
individuos concretos con moralidad perversa” y que, incluso, va más allá
de la propia conclusión del PP, “sino que es el problema de un régimen
político, de un sistema político que mantuvo intacta la cultura de la
impunidad del franquismo y a una oligarquía corrupta que se enriqueció
sobre la base de la represión contra los demócratas y se siguió
enriqueciendo en la democracia”.
Garzón intervino en su calidad de
máximo responsable y portavoz parlamentario de IU para defender y
“ratificar” el apoyo de esta formación a la moción de censura contra
Mariano Rajoy y su Ejecutivo presentada por el Grupo Confederal de
Unidos Podemos. En la segunda jornada de debate de esta iniciativa, basó
este rotundo respaldo en tres pilares fundamentales: “que el PP es un
partido corrupto que destruye las bases de la democracia, que es un
instrumento que permite que manden quienes no se presentan a las
elecciones, es decir, la oligarquía, y porque, en consecuencia de las
dos anteriores, se está produciendo un incremento de la desigualdad, de
la precariedad y de la explotación sobre las clases populares. A nuestro
juicio todo eso justifica desde luego la necesidad de un gobierno
alternativo”.
Alberto Garzón desarrolló en el corto tiempo del que
dispuso un discurso de clara denuncia social y netamente de izquierdas.
Comenzó recordando que Rajoy ha calificado esta moción de censura de
‘ofensa al pueblo español’, prácticamente los mismo términos que utilizó
para tratar de desacreditar la querella que IU registró en 2013 en la
Audiencia Nacional para desmontar la trama de corrupción del ‘caso
Bárcenas’.
Se mostró satisfecho de que gracias a esta acción
judicial, además de conocerse los entresijos del PP, “se ha acreditado,
no sólo a través de indicios, que el partido que sostiene al Gobierno,
el PP, tenía una ‘caja B’ en la que metían dinero las grandes empresas a
cambio de concursos públicos o, como mínimo, tratos de favor. Estas no
son simples elucubraciones, sino hechos probados y acreditados”.
El
coordinador federal de IU apuntó también que esta formación, además de
los ‘papeles de Bárcenas’, ha llevado ante los tribunales querellas por
el ‘caso Lezo’, el ‘caso Toledo’ que afecta a la señora Cospedal o el
caso de la destrucción de los ordenadores también de Bárcenas, el ex
tesorero del PP, en este último caso algo que “ha permitido que el PP,
no un dirigente aislado, sino el PP, sea el primer partido político de
la historia imputado enteramente como organización por la destrucción de
pruebas y por obstaculizar la búsqueda de la verdad”.
Avisó que
es por todo ello por lo que la formación y el Gobierno que lidera
Mariano Rajoy busca ahora “cargarse la acusación popular”, figura
jurídica a la que ha recurrido IU en todos estos casos, y por lo que “el
PP ha maniobrado para pactar con Bárcenas y con Correa, con información
suficiente para hacerles caer aún más y que la ciudadanía conozca la
verdad, a través de abogados del PP que les han visitado antes de que
estas personas corruptas cambien de estrategia de defensa. Esto se llama
‘ley de omertá’ o ‘ley de silencio’ para evitar que entre corruptos se
destruyan mutuamente”.
Garzón, a partir de la existencia de esa
‘caja B’ del PP “que servía a las grandes empresas para financiarles”,
repasó algunas de las prácticas que ejecutan buena parte de las grandes
empresas gracias al actual sistema corrupto imperante. Entre ellas citó a
FCC, Sacyr, Sandoz, Mercadona u OHL “que se ha acreditado que
financiaron ilegalmente al PP y aún está por ver si hubo cohecho o
tráfico de influencias pero, desde luego, un trato de favor”, algo que
se puede comprobar al ver cómo fue OHL quien anunció el rescate de las
autopistas antes que el Gobierno.
El máximo responsable de IU
consideró importante destacar que “la corrupción tiene dos caras, la
cara del corruptor y la del corrupto” y es así “porque hay un poder
público y un poder privado”. De ahí que insistiera en la idea de que
también existe “una corrupción ilegal y otra legal”, por lo que “si
corrupción significa detracción de recursos públicos para el beneficio
de intereses privados, corrupción no es sólo Bárcenas, Lezo o Púnica,
sino también las privatizaciones, las reformas laborales y todas las
políticas que utiliza el PP para empobrecer a la mayoría social y a las
clases populares, aunque sea dentro de la legalidad. Esto es
importante”.
El portavoz parlamentario de IU, en clave económica,
criticó también con dureza la privatización de empresas públicas durante
décadas, tanto por el PP como por el PSOE, en lo que sigue siendo un
“saqueo de recursos públicos” tras más de 100 privatizaciones y una
forma de que “el negocio deje de ser una fuente de ingresos para nuestro
país y lo sean sólo para unas pocas personas muy significadas en el
entorno del PP”.
Destacó que nuestro país “tiene problemas de
ingresos, no de gastos”, algo directamente ligado a la “desamortización
social” que han supuesto las privatizaciones y que ha empeorado la vida
de la mayoría, “mientras una oligarquía sigue enriqueciéndose”, a lo que
hay que añadir casos concretos como “la amnistía fiscal del señor
Montoro”.
Alberto Garzón concluyó denunciando el “paisaje
desolador” provocado por el partido de Mariano Rajoy, un paisaje en el
que “si eres oligarca o amigo del PP no entras en la cárcel, porque el
sistema está podrido, no sólo es el Partido Popular el que está
podrido”. “Por lo tanto -sentenció-, claro que hay que echar al PP sí,
pero también cambiar el sistema y construir un nuevo país. En Izquierda
Unida somos radicales, en el sentido de que queremos ir a la raíz del
problema. Salud y República”.