Publicaba el sábado en El País un artículo Rafael Simancas con título de certidumbre (“Sé lo que hicisteis aquel verano“)
pero con un contenido lleno de insinuaciónes. Una de ellas, la del
último párrafo, es significativa: que pronto sabremos cosas. En tiempos
de crisis se suelen saber cosas sobre corrupción porque el dinero no
llega a todos los que recibieron promesas y alguno tira de la manta.
Quizás por eso estemos conociendo tantos gurteles, bárcenas, noos,
eres,… El aviso lo da justo en el mismo fin de semana en que TintaLibre
ha conseguido que María Teresa Sáez hable (sin contar aparentemente
mucho, pero el caso es que 10 años después hay algo que hace que se
permita hablar por primera vez) y que, también en TintaLibre, aparece
por primera vez un documento de notas aparentemente ininteligible pero
descifrable.
La otra insinuación de Simancas es el qui prodest que expone en su artículo. Dos son los actores principales en los que todo Madrid ha pensado desde hace diez años: Cajamadrid (Simancas había anunciado cambios importantes en Cajamadrid empezando por la salida de Blesa) y del sector del ladrillo
(del que diríamos que debe tanto al PP si no supiéramos que ha ido
pagando su deuda en generosas donaciones barcenadas). El tercero, en el
que al menos yo nunca había pensado, es el de la sanidad privada
cuyos patronos, cuenta Simancas, se habían reunido con él para ver si
podrían sacar la tajada que hoy sacan con el PP. Dado que hay muchos
grupos que han obtenido beneficios del golpe mafioso y del posterior
Madrid caciquil capitaneado por Esperanza Aguirre, no parece baladí que
Simancas señale a tres y sólo a esos tres sectores. Pensar que es una
puntada sin hilo puede servir para mirar para otro lado, pero para nada
más.
Felipe Serrano, uno de los periodistas que más sabe sobre Madrid, acaba de sacar un libro en La Catarata sobre el tamayazo.
Aún no lo he leído (lo tengo encargado) pero según cuenta la SER esta
mañana cuenta Simancas explica que Zapatero le pidió que dejara de
investigar el tamayazo dado que “no era políticamente interesante”
y que siendo ministro de Defensa, José Bono le llamó diciendo que tenía
la información pero que no encontraba receptividad en Zapatero.
Curiosamente Zapatero había sido aupado a la secretaría del PP con
los votos decisivos del sector de Balbás (al que pertenecían Tamayo y
Sáez y también otros que actualmente ocupan cargos de relumbrón como
Óscar López y Antonio Hernando): el sector de Balbás era numéricamente
poco relevante pero en casos de empates (que en el PSOE madrileño
siempre había) podía obtener inmenso poder inclinando el fiel de la
balanza. Y quizás haya sido ese miedo a la ponzoña interna, al poder del
caciquismo sin escrúpulos con el que algunos guían su militancia en
partidos, el que haya mantenido tapada alguna mierda que ojalá empiece a
salir a la luz, de acuerdo con lo escrito por Simancas y corroborado
por lo que empieza a salir en TintaLibre.
Un motivo para la esperanza es ver a Blesa celebrando el décimo
aniversario del tamayazo en prisión. Quién sabe qué información
amenazará con sacar si no ponen el Estado boca abajo para liberarlo como
hicieron con Bárcenas para que no declarara. Veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario