jueves

El ‘TDT party’ se rearma frente al activismo


‘ÑEOCON’ | LOS MEDIOS ULTRAS PASAN A LA OFENSIVA CONTRA LAS LUCHAS SOCIALES

El ‘TDT party’ se rearma frente al activismo

Los periódicos y emisoras conservadores han comenzado una campaña de reportajes para desprestigiar a las personas, grupos y organizaciones movilizadas.
- "Crean política a partir de la moral", entrevista con el colectivo editor de ’Spanish Neocon’.
- Jugar en casa (lingüísticamente)

Daniele Grasso y Tomás Muñoz / Redacción
Lunes 2 de abril de 2012.  Número 171
JPG - 61.1 KB
Intereconomía
 
La derecha mediática ha cargado sus tintas contra toda desobediencia política. Una vez instalado el Partido Popular en el gobierno, las informaciones y artículos de opinión en prensa, y los exabruptos en las tertulias radiofónicas y televisivas, han cambiado de objetivo. Si la culpa de todos los males de la economía estatal era de Zapatero, después de los comicios, la bilis se ha dirigido hacia otros actores. “Con el PSOE en el poder, cualquier movilización podían intentar utilizarla contra el gobierno, ahora, con la derecha gobernando, todo lo que sea crítica será enfrentado con virulencia”, advierte el periodista Pascual Serrano.
Las campañas de desprestigio hacia los sectores organizados y contestatarios de la sociedad han tenido su máximo exponente en la noticia del periódico El Mundo en la que se presentaba a Ladislao Martínez, uno de los impulsores del referéndum contra la privatización del Canal de Isabel II, como un terrateniente. El “anticapitalista de mercedes”, como lo calificaba en su texto el periodista Vicente Ruiz, no tiene coche, tampoco carné de conducir. El supuesto millonario “de cubertería de plata” no vive de las rentas, trabaja como profesor en el Instituto Villa de Vallecas desde hace 18 años y asegura que “nadie se puso en contacto con él, nada se contrastó y metieron la pata hasta las orejas”. Ladislao Martínez lo achaca a que “hay un periodismo cada vez más dependiente de los poderes económicos que ataca indisimuladamente a cualquier lucha que tenga relevancia”.
No ha sido el único señalado desde las páginas del diario de Pedro J. Ramírez. A José Ricardo Martínez, líder de UGT de Madrid, le han dedicado una portada, el editorial y dos informaciones para intentar desprestigiarlo como sindicalista, al revelar el diario que cobra 181.000 euros al año por ser consejero de Caja Madrid. Lo que no contaron en esas páginas es que ese sueldo íntegro va a parar al sindicato y no al bolsillo de Martínez. Para Víctor Sampedro, catedrático de comunicación política, “se han realizado varias operaciones de desinformación, con datos falsos e interpretaciones torticeras: ocultan hechos verdaderos, publican invenciones y calumnias”.
El acoso a los sindicatos alcanzó el esperpento en la portada de La Razón del 20 de febrero. Una imagen de tres sindicalistas tomándose un aperitivo tras la manifestación del 19 de febrero rotulada con “el mensaje sindical: ahora, a tomar cervezas”. Otro reportaje de Abc, publicado el 20 de marzo y titulado “Siempre los mismos, pero con diferente camiseta”, intentaba presentar a las diferentes mareas sociales en Madrid (verde de educación, azul del agua, blanca de la sanidad) como un grupo reducido de agitadores con el único propósito de aguarle la fiesta al PP. Para Víctor Sampedro, el objetivo “es la manipulación, en sentido estricto: presentar los liderazgos y las movilizaciones sociales como contrarios a los intereses de los sectores afectados”.
Para el catedrático, “las denuncias de estos intentos de estigmatización de la disidencia o incluso de cualquier versión alternativa se han realizado en otros medios, de la competencia o en internet, por lo que me temo que sus audiencias no son conscientes de ello”. Sampedro cree que puede ser aún peor, puesto que “puede que lo consideren una vía legítima de respuesta, puesto que practican un guerracivilismo irredento: nunca dan por cerrada la carnicería ni la cruzada ideológica que sus abuelos desataron en 1936”.
Este linchamiento ha ido algo más allá de lo mediático con las organizaciones estudiantiles. Tras la “primavera valenciana”, la cabecera del Abc sacó un reportaje en el que señalaba a diez colectivos estudiantiles como agitadores profesionales y les acusaba de querer traer a Madrid la “lucha a la griega”. El texto, que sólo cita como fuente un informe de la Brigada Provincial de Información, fue publicado el lunes 5 de marzo, y el viernes de la misma semana, en un acto organizado por uno de estos colectivos en la Universidad Complutense, una banda de cerca de 30 neonazis enmascarados, con parafernalia fascista y con bengalas de humo, irrumpió de forma violenta en el evento, resultando un estudiante hospitalizado. Los estudiantes, en la concentración de repulsa ante este ataque, leyeron un comunicado en el que apuntaban la clave; “la Policía y el Abc han señalado, los fascistas han ejecutado”.

Del Tea Party al ‘TDT party’
Esta forma de hacer información se convierte en una verdadera ‘guerrilla mediática’ a la hora de pasar al campo de la opinión. Una estrategia que encuentra su directa inspiración en la ultraderecha mediática estadounidense, identificada con el movimiento Tea Party.
Con un nombre que remite a las protestas en 1773 de los colonos norteamericanos de Boston contra las imposiciones fiscales del Gobierno británico, este movimiento toma forma en 2009, como respuesta a las primeras reformas de la administración Obama. En septiembre de ese año, páginas como WorldNetDaily, locutores de radio como Rush Limbaugh y tertulias de la cadena televisiva conservadora Fox News consiguieron movilizar a miles de “contribuyentes” en una multitudinaria marcha sobre Washington.
“Obama es un maldito comunista” fue una de las pancartas de esa manifestación más reflejadas en las crónicas periodísticas del día. Uno de los manifiestos del movimiento, Give Us Liberty, escrito por la organización conservadora Freedom Works (ya conocida por sus movilizaciones contra Bill Clinton), recoge su mensaje “contra el gobierno, contra las tasas y por la libertad”.
Giovanni Borgognone, profesor de Historia de Doctrinas políticas en la Universidad de Turín, subraya como característica de los tea partiers, “la sustitución del ‘con’ por el ‘desde’: proclaman con orgullo el carácter grassroots (desde abajo) de su movimiento, en contraposición con el ‘top-down’ (desde arriba) de la ‘vieja política’”.
Sobre estas bases, el Tea Party Movement se ha convertido en algo más que una movilización de protesta desde la derecha, como apunta Kate Zernike, de The New York Times, en La revolución del Tea Party (2011). Después de esas primeras protestas contra la política fiscal, el Tea Party apartó la economía para centrarse en temas sociales, desde el aborto hasta el matrimonio gay. Y su mayor logro, apunta la pe- riodista, ha sido convencer a sus militantes del sentido de su “misión” y de pertenencia a una “comunidad formada por verdaderos patriotas”.
El papel que han jugado los medios en esta movilización tiene su mejor ejemplo en la cadena conservadora FoxNews, propiedad del magnate de los medios Rupert Murdoch. Thomas Frank, intelectual y autor, entre otros libros, de ¿Qué pasa con Kansas? Cómo los conservadores conquistaron el corazón de los Estados Unidos, describe en la revista digital Salon como “una genialidad” la oferta televisiva de la cadena: “Llega más a fondo que la mayoría de los programas”, explica, “te ofrece algo divertido que ver y si estás de acuerdo con ellos te gratifica”. Y el mensaje que trasmite, añade, es “el de las utopías, con una fuerte fe en un sistema económico basado en el libre mercado que resolverá todos nuestros problemas”.
También en España “los aparatos mediáticos han jugado un papel central en la reinvención de la derecha”, detalla el Observatorio Metropolitano en su última publicación, Spanish Neocon. Su discurso, añaden, “se embarca en una suerte de agitación pública permanente, en la que la iniciativa política y la capacidad de generar realidad (actualidad) van de la mano”.
Los parecidos entre los dos modelos abundan tanto en la forma como en la ideología. El periodista Alberto Pradilla los identifica como “una forma muy agresiva de entender la política, una moral vinculada a la religión y un pensamiento liberal en lo económico”.
Como señala este informador, el lema de Intereconomía –“Orgullosos de ser de derechas”–, resume bien el “paso al frente beligerante” que comenzó a dar la derecha mediática desde 1999, cuando el Gobierno de Aznar aprobó el reparto de licencias de la TDT: “Se trata de un rearme ideológico que supera el Franquismo y la Transición, un salir públicamente y decir: soy de derechas, ¿y qué?”. Una guerrilla en la que no hay puntos medios y donde el “conmigo o contra mí” se convierte en norma.

La Brunete en el TDT
El reparto de las licencias de TDT del Gobierno de Zapatero fue una de las claves para la irrupción de la derecha mediática en el panorama televisivo. Según apunta Pascual Serrano, ha sido una de las acciones “más antidemocráticas desde el punto de vista del derecho a la información y una de las más estúpidas desde el punto de vista de los intereses de su partido”.
Además de establecer por la ley la precariedad de las radios y televisiones de organizaciones sin ánimo de lucro, “ante la decisión técnica de multiplicar por cuatro las licencias sólo se les ocurrió repartirlas entre los que ya tenían”, añade Serrano. De ahí que, ya sea a mediodía con Dando caña, o por la noche con El gato al agua, los canales han llenado su parrilla de programas en los que se compite a ver quién va más allá. La conspiración del 11M, el todo es ETA, el “aborto es cosa de bolcheviques” o los ataques a los homosexuales son un ejemplo de ello.
Más reciente ha sido el tratamiento de la Primavera Valenciana, en el que se ha visto cómo “se utilizan las etiquetas de siempre”, apunta Víctor Sampedro: los que están en contra “son pocos (unos cuantos, sin apoyo de la mayoría), extremistas (recurren a la provocación y la violencia), enmascarados (no estudian, son agitadores del PSOE, agentes antisistema)”. Y el objetivo último, argumenta este catedrático, “es que ante ellos sólo quede ‘la gente de bien’ que, como sobreentiende el PP, ‘no se meten en política’. Sólo meten su voto en las urnas, a ellos. Ya se sabe: la política está podrida y mancha. ¡Déjasela a ellos: al PP y sus voceros!”.
Recuerda Pascual Serrano que, como ya ocurre con los comentaristas estadounidenses de la Fox, esta programación crea “comunidad” (y audiencia) alrededor del medio: “Una radio basada en las homilías de periodistas e ideológos de la derecha montaraz puede tener una determinada parroquia que les siga. En España ése es el caso de Federico Jiménez Losantos”.

¿Quién paga la fiesta?
Losantos ha sido uno de los que ha construido su grupo mediático con esta estrategia. Tras su salida de la COPE, montó una radio generalista desde la matriz de Libertad Digital, asociándose con Unidad Editorial. Consiguió licencias en Madrid, Murcia y Valencia, gobernadas por sectores del PP afines a su figura. “Si tipos como Pedro J. o Jiménez Losantos no son ‘agraciados’ con licencias o reconocimientos desde el poder, pueden muy bien pelear mediante el chantaje desde sus medios. Su ideario está relacionado muy estrechamente con su bolsillo”, resume Serrano. Y sus cuentas ahora no son boyantes. Libertad Digital ha presentado unas pérdidas de un millón de euros, lejos, eso sí, de los 16 millones que Intereconomía cuenta como pérdidas antes de que se hagan públicos los números de 2011.
Conocer a los propietarios de estos medios es imprescindible para situar los intereses que defienden sus articulistas y tertulianos. Julio Ariza llegó a ser diputado del PP en Catalunya antes de hacerse con el germen de lo que es hoy el grupo Intereconomía. Su vinculación con el Opus Dei y las altas esferas eclesiásticas son imprescindibles para entender el fundamentalismo religioso de la cadena. Pascual Serrano, en su libro Traficantes de la información, apunta que jugó un papel en el Tamayazo, ya que el guardaespaldas de los dos tránsfugas que permitieron llegar a Esperanza Aguirre a la presidencia de la Comunidad de Madrid durante esos días fue uno de los habituales de Ariza. Quizá por esto, uno de los extertulianos más ultras de la cadena, Enrique De Diego, afirma en una entrevista que “la que tiene poder y da las órdenes en Intereconomía es Esperanza Aguirre”.


1 comentario: